La agenda de la Casa Real tenía este 12 de noviembre un destino muy concreto: Galicia. El rey Felipe volvía en estas tierras que tanto ama su padre huido, Juan Carlos, pero no lo hacía para participar en regatas, charlar con los amigotes del emérito ni para ponerse fino con las delicias de la gastronomía local, no. Tampoco para encontrarse con el niño que le daba la espalda. El jefe del Estado tenía que visitar la planta de fabricación de coches eléctricos de la factoría Stellantis por la presentación de las nuevas líneas de vehículos comerciales y polivalentes de marcas como Citroën, Opel y Peugeot, fusionadas en este conglomerado. Una cita que ha podido atender, sí, pero después de vivir un susto en el avión que se trasladaba desde Madrid a Vigo.

Según hemos leído en la agencia Europa Press, lo que tenía que ser un traslado sencillo y rutinario ha sufrido un repentino cambio de planes al aproximarse al aeropuerto de Peinador, próximo a la ciudad. Un "problema operativo" no especificado ha obligado al capitán de la nave a tomar una medida de emergencia: desviar el vuelo y cambiar el punto de aterrizaje. Algunas fuentes hablan de la niebla, pero lo más curioso y misterioso del caso es que AENA, la empresa que gestiona el espacio aéreo español, ha asegurado que ningún vuelo comercial ha vivido ninguna situación similar durante la jornada. Por lo tanto, o el comandante se ha deslumbrado con las luces de Navidad del alcalde Abel Caballero (muy improbable mirando el calendario) o el avión real ha sufrido un inconveniente que, oh sorpresa, quedará para siempre como un secreto oficial, de aquellos que siempre giran en torno a la Corona.

El incidente ha hecho que Felipe acabara a 90 kilómetros de su destino original, al aterrizar en el aeropuerto de Santiago en la provincia de A Coruña, también conocido como Rosalía de Castro. Por lo tanto ha tenido que hacer un trayecto de poco más de una hora por las carreteras gallegas para poder presidir un sarao en el que, evidentemente, también estaba el mencionado alcalde socialista de Vigo. El acto se ha llevado a cabo con cierta normalidad, según podemos ver en la cuenta de Twitter de la empresa en cuestión, aunque las instantáneas tampoco nos dejan ver con nitidez el semblante del monarca, en el que quizás todavía se reflejaba la tensión vivida a miles de metros de altura. El Borbón sabe pilotar naves militares y es el Comandante Supremo de les Fuerzas Armadas, pero cuando vuela en otra avión, el que manda es el piloto.

Felipe VI volando en un avión / GTRES

Aterriza como puedas versión royal. Cuando menos no acabaron atrapados como en Argentina. La Corona ha respirado al tocar tierra. Ya podían hacer lo mismo y tocar de pies en el suelo con otras cuestiones.