Durante muchos años, Zarzuela ha sido un refugio para Paloma Rocasolano, madre de la reina Letizia. Rocasolano se instalaba en Zarzuela cuando lo deseaba, especialmente en la infancia de Leonor y Sofía. Según la periodista Pilar Eyre, Rocasolano incluso tenía habitaciones propias en palacio, reflejando su constante presencia y proximidad a la familia real.
La reina Letizia confiaba plenamente en su madre para el cuidado de las niñas cuando ella y el entonces príncipe Felipe estaban fuera por compromisos oficiales. Esta preferencia por su madre sobre la reina emérita Sofía nunca fue un problema para Felipe, quien siempre aceptó la situación. Se ha dicho que Felipe es sumiso y cumple las órdenes de su esposa, manteniendo una excelente relación con su suegra.
Felipe VI pierde la confianza en Paloma Rocasolano
Durante casi dos décadas, Paloma Rocasolano fue una presencia constante en Zarzuela. Durante el confinamiento, vivió con la familia real, aunque más tarde conoció a Marcus Brandler. Sin embargo, continuó visitando Zarzuela regularmente, a menudo acompañada de Brandler. Ambos disfrutaban de los servicios del palacio, incluyendo cocina y lavandería, como si fueran parte de la familia real.
Sin embargo, la dinámica en Zarzuela ha cambiado drásticamente. Las revelaciones de Jaime del Burgo sobre presuntas infidelidades de Letizia han erosionado su poder dentro del palacio. Como resultado, Paloma Rocasolano también ha visto reducir sus privilegios. Felipe VI ha perdido la confianza en su suegra, quien siempre apoyó a su hija en este escándalo. Rocasolano incluso aprobó el matrimonio de conveniencia entre Del Burgo y Telma Ortiz, para mantener las apariencias y proteger a Letizia.
Restricciones para Paloma Rocasolano
Esta ruptura de confianza ha llevado a Felipe a restringir las visitas de Paloma Rocasolano a Zarzuela. Ahora sus movimientos están estrictamente controlados. Los privilegios que disfrutaba, como el uso de la cocina y la lavandería del palacio, han sido cortados. Rocasolano ya no puede entrar y salir de Zarzuela a su antojo; sus visitas se han vuelto esporádicas y muy reguladas.