Leonor legó a Chile dos días antes de la fecha programada, algo que se agradece tras la tormentosa travesía. Su embarcación tuvo que atravesar el Estrecho de Magallanes, una de las zonas marítimas más desafiantes del mundo debido a las condiciones climáticas extremas. En esta región convergen dos fuertes corrientes marinas, lo que genera un oleaje intenso y vientos muy agresivos. Está claro que la princesa no podrá olvidar nunca esta experiencia. Ha tenido varios intentos de abandono y ha alarmado a Zarzuela, que han tenido que comunicarse con ella de forma urgente e inmediata con el satélite.

La princesa no tenía más remedio que aceptar la travesía ya que forma parte del plan de estudios de la Armada. Primero realizó unos meses en la Escuela Naval de Marín para tener un cierto conocimiento y ahora ha puesto en práctica todo lo que ha aprendido. Necesita las máximas condecoraciones de todos los ejércitos para ser la futura reina de España. Tiene que estar preparada para todos los desafíos que le deparará la vida en los próximos años. El problema en todo momento ha sido que a diferencia de sus compañeros, ella no ha podido formarse previamente para esta travesía.
Durante las primeras semanas en alta mar, Leonor sufrió intensos mareos y episodios de vómitos debido al constante movimiento de la embarcación. Esta situación le impidió asistir a algunas clases y, en varias ocasiones, tuvo que acudir al equipo médico del buque para recibir tratamiento con biodramina, un medicamento para combatir el mareo.
Sin duda, los peores momentos para ella fueron los inicios, en los que estuvo hasta tres semanas sin poner un pie en tierra firme, 21 días de España a Brasil, y el mar estaba demasiado revuelto. Se puso a prueba la resistencia de toda la tripulación. En una de sus paradas en Uruguay, se pudieron ver algunos moretones en sus brazos, producto de caídas dentro de la embarcación causadas por el violento oleaje. En una ocasión, mientras cumplía su turno de guardia, una ola la golpeó fuertemente. Ante estos incidentes, el rey Felipe VI y la reina Letizia solicitaron que la princesa quedara exenta de futuras vigilancias nocturnas, ya que no podían exponerla a más riesgos innecesarios. Al fin y al cabo, ella es la futura reina de España y su seguridad es una prioridad.
Felipe VI contactó de urgencia con Leonor por satélite
Los monarcas han estado atentos en todo momento al trayecto del buque escuela Juan Sebastián Elcano, especialmente en estos últimos días, ya que debía atravesar una de las rutas más complicadas, pasando del océano Atlántico al Pacífico. La última noche antes de llegar a Chile fue particularmente difícil: el mar estaba agitado, la embarcación se movía de forma violenta y muchos de los tripulantes sufrieron mareos, vómitos e incluso algunos golpes. Como medida de seguridad, las clases fueron canceladas y todos los alumnos permanecieron en la sala común con chalecos salvavidas.
Leonor tuvo que encerrarse en su camarote por el fuerte movimiento, estaba muy mareada y volvió a vomitar. Una situación extrema. Felipe VI y Letizia siguieron la ruta y no dudaron en comunicarse con su hija por satélite para darle ánimos. Estaba dispuesta a abandonar. No podía más con la presión. La guardiamarina no estaba hecha para ella.
