Una comida de 11 horas no es una comida. Es una maratón y una tortura. Los miembros de Zarzuela que se encontraron con Juan Carlos de Borbón estarán hoy exhaustos, reventados. Sobre todo aquellos que tampoco se morían por pasar tantas horas con el antiguo dueño del cortijo, y que habían seguido sus peripecias en Galicia con estupor. Por ejemplo, Felipe VI. Le habrá dado mil vueltas en la cama mientras intentaba descansar un poco para estar bien fresco al día siguiente. Tenía que recuperar su agenda oficial, enseñar su mejor cara. El destino, sin embargo, es muy caprichoso. Eso o el encargado de confeccionar su planning profesional es un digno discípulo de Maquiavelo. El rey se ha levantado bien temprano, le esperaban en el aeropuerto para viajar, ¿a dónde? A Galicia. A Vigo. Al mismo aeródromo donde empezó todo el jueves pasado.

Juan Carlos marchándose de Zarzuela después de 11 horas de comida / Europa Press

Felipe tenía que inaugurar la nueva Ciudad de la Justícia de la ciudad pontevedresa. Qué casualidad. Justicia y Vigo en la misma ecuación, mientras la sombra del emérito todavía parece pasearse por la zona. Y ya saben: si no quieres caldo, taza y media. Tras este acto venía otro, abrir oficialmente Navalia, la feria internacional de la industria naval. Barcos, navegación, regatas. Todo queda en casa. Ni el mejor guionista podría hilar tan fino. Como pasó con su padre, también ha habido manifestaciones de apoyo a Borbón y personalidades. Sólo que hoy la cosa era oficial, y aquellos que se han reunido con el monarca eran verdaderas figuras, no el alcalde del pueblo y pequeños grupos de fans muy tronados. Ha sido recibido por el nuevo presidente de la Xunta, Alfonso Rueda, el sustituto de Alberto Núñez Feijóo, flamante capo del PP. Diferencias.

Felipe en Vigo con el presidente de la Xunta / Europa Press

Las imágenes de la visita real nos dejan una sensación de dèjá vu notable. Un rey en Galicia, segunda parte. También una percepción: parecería que Felipe no tiene demasiado claro que el avión de Juan Carlos lo haya enviado de vuelta a Abu Dabi. Conociendo al patriarca y sus ganas de desafíos, no sería nada extraño que hubiera cambiado de plan en el último momento y volviera a casa de Pedro Campos y su mujer astróloga y antiindepe en Nanín. Juanito hace lo que le sale de allí, lo hemos visto todos durante el fin de semana. Parece que el hijo quería cerciorarse de que, efectivamente, no le habían hecho el lío. La cara lo dice todo.

Felipe en Vigo / EFE
Juan Carlos durante su llegada al aeropuerto de Vigo / Europa Press

El detalle más sorprendente y ridículo ha llegado por parte, precisamente, de los curiosos y fans monárquicos que esperaban al rey en Vigo. El griterío y los '¡Viva el rey!' de turno no han faltado a la cita. También, eso sí, los '¡Viva la reina!'. ¿Un detalle para que se lo transmitiera a su mujer? Podría ser. Pero como los alaridos han empezado mientras el monarca estaba muy lejos de la plebe, la razón parece ser otra: habían confundido a Letizia con su acompañante femenina de la jornada, la ministra de Justicia Pilar Llop. Dos mujeres que se parecen como un huevo a una castaña. El sainete no se acaba nunca.

Felipe saludando y riendo en Vigo mientras la plebe grita 'Viva la reina' / Europa Press
La ministra Pilar Llop alucinando / Europa Press
Letizia y Pilar Llop / GTRES

Parece que Felipe ha tenido éxito en la misión. No hay 'moros en la costa' ni padres huidos escondidos en Galicia. Cuando menos, a la vista. Todos felices.