Una de las cosas que más le gustan al rey Felipe es vestirse de soldadito español, quitarle el polvo a sus mejores galas, y lucir traje color verde militar y colgarse las medallas en el pecho. Y si puede ser, una vez vestido así, lo que le gusta es pilotar aviones, volar.

Hace unas semanas se vio la pasión que tiene por pilotar en su visita a la Base Aérea de San Javier, en Murcia, en función a su cargo de 'jefe de Estado Mayor del Ejército del Aire y del Espacio'. Pero una vez allí recibió una mala noticia, ya que le fue imposible pilotar un simulador y se quedó sin poder probar su maniobravilidad tal como estaba previsto. ¿Por qué?: "Llegó aquejado de un resfriado y una pronunciada afonía. 'Tengo otra visita pendiente para volar en el 'Pilatus', porque ahora no ha podido ser', comentó con un hilo de voz señalándose la garganta"... Ahora Felipe quiere seguir pilotando, pero para hacerlo, tendrá que pasar unas pruebas, unos controles.

Porque tal como recuerda Monarquía Confidencial, los pilotos de aviones y helicópteros de las fuerzas armadas tendrán que superar unas pruebas médicas para certificar que mantienen todas sus capacidades psicofísicas pertinentes para ponerse a los mandos de una nave, tendrá que pasar un reconocimiento. Un reconocimiento anual “con carácter general en la fecha de nacimiento, pudiendo realizarse durante los 45 días previos a la misma, en una Unidad de Reconocimientos Médico Aeronáuticos". Y es que Felipe, como cualquiera que pretende realizar funciones de pilotaje de cualquier tipo de nave, tendrá que pasar por el mecánico y que este le dé el visto bueno. Si no, adiós a su sueño de seguir pilotando, por ejemplo, helicópteros, en alguna de sus regulares visitas a unidades militares. Incluso, cazas de combate, como el Eurofighter.

Felipe / GTRES

Por eso el monarca ha visitado el Centro de Instrucción de Medicina Aeroespacial, situado en la base aérea de Torrejón de Ardoz (Madrid), que hace unos días recibió la visita especial del Borbón, un Felipe que, recuerdan, "está en posesión de las alas de piloto de helicópteros tanto del Ejército de Tierra como del Ejército del Aire", después de que aprendiera a pilotar aviones en la academia general del aire en San Javier, Murcia. Cada año, visita al centro en cuestión, una visita privada, no aparece en su agenda, "acude a pasar las revisiones médicas de ese reconocimiento anual que establece la normativa para los pilotos de helicópteros y aviones". Un reconocimiento que acostumbra a pasar por los alrededores del mes de mayo, cuando Felipe, vestido informal, fue recibido por la directora del centro, una coronel médico especializada en medicina aeroespacial, donde le miraron todo a Felipe, "desde la tensión arterial hasta la vista, pasando por muchos otros parámetros importantes, las alteraciones de la tensión intraocular, la reducción del campo visual, defectos en la función visual binocular, artritis o la periartritis postraumáticas".

Felipe / YouTube

Un Felipe que mantendrá los números para pilotar mientras vaya pasando las pruebas médicas. Su padre Juan Carlos, por cierto, también es piloto de helicópteros y pilotó este tipo de aeronaves en visitas a bases militares hasta una edad avanzada.