El pasado sábado, ya lo saben, fue 12 de octubre. Día de la Hispanidad, día que los monárquicos y en las españas estaban esperando como agua de mayo para sacar la rojigualda a pasear. Pero fue una celebración pasada por agua. Por mucha agua. La que cayó en Madrid, en la plaza Neptuno, donde habían previsto los habituales paracaidistas que por motivos climáticos se quedaron en casa. ¿Qué vimos en este 12-O? El diluvio y Letizia huyendo de la tribuna real, a la princesa Leonor coincidiendo con compañeros de la escuela naval de Marín, con alguna miradita especial, o un besamanos con algunos invitados incendiarios.
¿Como celebraban, a kilómetros de distancia, un día como este 12 de octubre? ¿Qué hacían otros destacados Borbones para celebrar esta dosis extra de hispanidad? Froilán, a quién últimamente también hemos visto en compañía de su pareja saliendo de noche muy contento de fiesta en un bar de Chamberí, celebró el 12-O a 7.000 kilómetros de Madrid, en Abu Dhabi, donde según explica la revista Semana en exclusiva, se ha dejado caer en una exclusiva fiesta. Qué digo fiesta, un fiestorro por todo lo alto. El hijo de la infanta Elena, acompañado de su tropa de amigotes, asistió a una fiesta organizada por la embajada española en uno de los mejores hoteles de los Emiratos, el Emirates Palace Mandarin Oriental, con centenares de invitados, un hotel de cinco estrellas donde la noche cuesta los 500 euros y con Froilán "que se movió como pez en el agua", según la mencionada publicación. Quién en cambio no se dejó caer por allí, y eso que estaba cerca, fue su abuelo Juan Carlos.
Según testigos, Froilán se mostró "muy educado y atento", siendo como fue el claro protagonista de la noche. Accedió a todos los selfies que le pidieron los invitados, en una fiesta que empezó a las 7 de la tarde y duró hasta la medianoche, y donde "se sirvieron croquetas, jamón y picoteo. No era una cena sentados, sino un cóctel para que todo el mundo se pudiera relacionar". Una fiesta que continuó en la discoteca del hotel, con Froilán y los amigos, allí como no podía ser de otra manera, "habiendo bailado prácticamente todas las canciones con su círculo". Froilán, "enfundado en un traje de chaqueta oscuro, de corte clásico y una corbata color verde como muestra de apoyo al Rey".
Hablando de Felipe, precisamente este era el nombre que no paraba de repetir Froilán. Durante la fiesta, como decíamos, no pararon de pedirle selfies y fotos, y él accedía... pero con una condición. Y es que a pesar de que todo el mundo le llamaba por el nombre que se lo conoce, Froilán, él insiste en pedir que no le llamen así: "accedió a todos y cada uno de los selfies y peticiones de otros invitados, eso sí, siempre con una aclaración. No quería que le llamaran Froilán. Pidió que, por favor, le llamáramos Felipe". Froilán, pues, que se pasó la fiesta repitiendo que no le llamen Froilán, que él se llama Felipe... Quizás los palmeros le harán caso a cambio de un selfie, pero para el resto siempre será Froilán.