Letizia paga con sus gestos y a menudo, con su cara. La reina no esconde lo que le pasa por dentro y se le ve de una hora lejos cuándo quiere decir aquí estoy yo o cuando está irritada por su entorno, llámale prensa, llámale ciudadanía, llámale alguna cosa que hagan su marido o su suegra. El último ejemplo de soberbia, cuando se pasó el protocolo por el forro durante su Borbón Tour.
Pero hay una parte que todavía no conocíamos de ella y que queda revelada en un gesto que lleva a cabo a menudo, su firma. La revista Vanitatis se ha puesto en contacto con José Villacís González, economista, investigador, escritor y grafólogo español. Villacís desgrana todo lo que le evoca la firma de la monarca española, esta:
Según el análisis, la firma deja claro que la carcasa de la reina no está perfecta: "tiene una rigidez en dos sentidos: aristocrática y física. Tiene rigidez en la zona de la columna vertebral. Se notan tensiones en la zona del hombro o zona cervical que no son tensiones de huesos, sino musculares”. Con respecto a la interpretación, el estudio del grafólogo deja claro que Letizia “Se siente observada y tiende a protegerse. Siempre planifica lo que va a hacer”. Evidentemente, se detiene en la visible 'R' que escribe Letizia después de su nombre. ¿De Rocasolano? No. De reina: "Con respecto al tema familiar, hay una R final que implica que quiere mantener a los suyos, a su familia, pero no a sus hijos, sino al resto de su familia sanguínea (padres, hermanos…), a distancia”.
La parte más jugosa del perfil, sin embargo, es cuando aporta un chillón dato sobre la reina: "Hay un rasgo de pesimismo muy profundo. Suele pensar: 'Aquí estoy yo y aguanto, aguanto y aguanto lo que pueda'". Típico de los Borbones, asirse al trono como garrapatas.