La princesa Leonor ya tiene el graduado bajo el brazo. La hija de los reyes vivió este sábado su día grande, certificando con un diploma sus estudios durante dos años en el UWC Atlantic College, donde ha conseguido el graduado de Bachillerato Internacional. Fue un acto donde la princesa estuvo bien acompañada de sus padres y su hermana pequeña, la infanta Sofía, y también de la abuela por parte de madre, Paloma Rocasolano. Zarzuela enloqueció por un día y no paró de proporcionar imágenes a la prensa y a los ciudadanos, vía redes sociales. Un acto importante en la vida de la heredera, que estaba radiante y vistiendo de gala, con unos padres a los que se les caía la baba viendo a la joven acabando sus estudios.
El castillo de Gales donde ha estado la hija de los reyes fue testigo de muchos momentos de felicidad de los Borbones. Pero también, del poco cuidado de estos cuando se sueltan y se muestran más espontáneos que de costumbre. ¿Por qué? Por ejemplo, por los dos selfies que facilitaron a sus seguidores, fuera del recinto, una vez la niña ya había recibido el diploma. Están tan poco acostumbrados a soltarse el pelo que cuando lo hacen, no tienen en cuenta algunos detalles que los hunden. Por ejemplo, esta foto. Un selfie de Letizia, Felipe y sus hijas, donde no vieron, pero sí la experta en imagen Patrycia Centeno, que justo detrás suyo había unos contenedores para tirar la basura. Bonita metáfora de dónde tendría que ir a parar la monarquía, deben pensar muchos.
La otra imagen que no cuidaron fue el primer primer plano de los reyes y sus hijas. Movidos por la emoción del momento, se hicieron este selfie donde se les ve a los cuatro orgullosos y sonrientes. Pero alguien le tendría que decir al monarca que esta imagen no hace sonreír a muchos. Mira que tiene dinero para dar y para tomar. Pues alguien le tendría que decir al Borbón que se arregle la dentadura, porque es asqueroso verle los dientes torcidos, y sobre todo, sucios. Una mancha negra en uno de sus dientes, y no es la primera vez que se le ve. Felipe, reincidente, y los dentistas de España poniéndose las manos a la cabeza.
Y la cosa viene de lejos. Hace un año, en el Mobile World Congress, a Felipe se le veía satisfecho, y uno de los fotógrafos de ElNacional.cat pudo captar una imagen inédita: Felipe riéndose a carcajadas y luciendo unos dientes mal alineados, amarillentos y feos. Claro está que para verlo todavía mejor, otra imagen del mismo fotógrafo en otra visita anterior a Barcelona, en un Salón del Automóvil en el año 2019, vimos como al monarca le lame un pie mostrarse riendo y enseñando una dentadura deficiente, amarilla y mal alineada. El rey normalmente se asegura de no reír abiertamente y se limita a sonrisas educadas y protocolarias. Ahora entendemos por qué. La foto estaba tomada a unos 2,5 metros del jefe del Estado, la distancia más próxima que permitía su abundante equipo de seguridad. Con un teleobjetivo de 70-200 milímetros. Una imagen lamentable de la dentadura del Borbón.
Ahora, unos años después, sigue teniendo suciedad y puntos negros en la boca, tal como se le ha visto en el selfie con sus hijas. Felipe ríe. Los dentistas y la ciudadanía, no tanto. Más bien, ponen cara de asco.