Zarzuela tiene un plan, el Plan de Palacio, diseñado por el nuevo equipo puesto al frente de la Casa Real para acabar de una vez por todas con el daño reputacional, con el destrozo que causaron a la imagen de Felipe y Letizia las confesiones de Jaime del Burgo. Camilo Villarino es uno de esos altos cargos del Estado a los cuales pueden asignar cualquier misión: dirigir el CNI, asesorar a un político español que accede a un cargo internacional o el trabajo más difícil de todos: que la Familia Real aparente normalidad. Villarino fue escogido para tomar decisiones delicadas y salvar la crisis, pero tenía una gran patata caliente: el posible y probable divorcio de Felipe y Letizia.
Voces tan autorizadas como Pilar Eyre previeron el divorcio como una consecuencia más que probable para el escándalo de cuernos del matrimonio. La cronista advirtió, en una entrevista con una audiencia récord concedida a EN Blau, que sería Letizia la que daría el paso pidiendo el divorcio: "Lo de Del Burgo nadie lo duda y Letizia no mantendrá un matrimonio paripé". Eyre confiaba en que las ideas feministas de la reina le impedirían seguir simulando ser un matrimonio, pero le ha podido más la codicia de seguir siendo reina. Camilo Villarino en algún momento de toda la crisis se tuvo que reunir con su equipo para diseñar una salida, poniendo encima de la mesa todas las posibles opciones de Zarzuela. Podían admitir que lo que explica Del Burgo es cierto. Desmentirlo no lo han hecho ni lo harán por la sencilla razón que la historia pasó como explica Del Burgo. Otra opción viable era el divorcio, inédito en las monarquías europeas pero totalmente previsto en las capitulaciones matrimoniales que Zarzuela obligó a firmar a Letizia al casarse. Finalmente optaron por el plan menos radical, el que permitía no admitir de manera explícita que hubo adulterio.
El plan de Palacio se podría llamar Salvamos la a soldado Letizia, consiste en mantener una apariencia que todo sigue igual, con Letizia dentro pero arrinconada. El plan tiene tres puntos. Primero: los reyes se mostrarán unidos, o cuando menos juntos, en los actos oficiales, a pesar de que sin muestras de una gran complicidad. Segundo: Aceptan reducir los actos presididos por Letizia para dejar claro que ella es solo la reina consorte y, por lo tanto, los actos del rey tienen que ser más numerosos y no quedar eclipsados por los de la reina. Esta reducción evidente del papel de Letizia servirá también para que el foco ilumine la nueva figura a destacar: Leonor. Tres: "Su vida privada llevará caminos autónomos". Felipe se fotografiará en viajes privados de fines de semana en diferentes destinos de España siempre en solitario, nunca acompañado de Letizia. Eso sí, algún día harán el papel de ir juntos al cine, para que no sea dicho. Acaba de volver a pasar, tocaba por agenda: en marzo los reyes salieron al cine en pleno centro de Madrid para ser vistos como una pareja normal y este 22 de agosto los reyes han salido a cenar a una marisquería de la capital. Una salida absurda por forzada: los reyes llevan juntos las 24 horas del día en vacaciones. Ayer no les apetecía este plan.
La foto es tan forzada que resulta cómica. Felipe va por su lado con mala cara y Letizia luce una sonrisa falsa en el lado contrario. En el medio un señor con barba haciendo una foto del show con la mirada atónita, la de todos los ciudadanos que asisten a esta obra de teatro donde se ve todo el cartón piedra.