Corinna tiene mucho dinero, alguno, supuestamente, fruto de los generosos regalos del rey Juan Carlos. Y una de las pruebas fehacientes que demuestran la enorme cantidad de billetes que han pasado por sus manos es el lujosísimo palacete que adquirió en 2015 en Inglaterra, Chyknell Hall Estate, una espectacular mansión de 1814 en medio de una finca de más de 80 hectáreas por la cual pagó cerca de 6,6 millones de euros, pero que costó muchos millones más después de invertir una cantidad similar al renovarlo de cabo a rabo.
No. No es La Angorrilla, la finca en la montaña de El Pardo, donde se situaba un refugio muy querido por Juan Carlos para encontrarse con la aristócrata. Pero es todavía más espectacular. Teóricamente, y según explica la revista Lecturas, el objetivo al comprar este casoplón era que su hijo pudiera disfrutarlo. Un emplazamiento idílico rodeado de bosques que después de la renovación interna presenta un aspecto verdaderamente espectacular.
Pero si el exterior es propio de cuento, el interior no se queda corto. Las reformas proporcionaron agua caliente y calefacción en todas las cámaras de la casa, baños renovados con duchas modernas, nuevo sistema eléctrico, renovación total del interiorismo a cargo del decorador James Curtis, espectaculares murales, bodega, biblioteca, campo de criquet, sala de juegos, piscina, despachos y 10 dormitorios a los que también se hizo un lavado de cara.
Porque ahora ella y Juan Carlos no se pueden ni ver, que si no, probablemente al rey huido no le hubiera importado nada esconderse aquí unos días.