La bomba danesa explotó hace algunas semanas, cuando Lecturas publicó en exclusiva las imágenes del encuentro furtivo entre Genoveva Casanova y Federico de Dinamarca por las calles de Madrid. La descubierta de una relación de amistad o algo más que no había transcendido y que se podría haber evitado. Desgraciadamente, la reina Margarita no lo quiso así. Nadie pagó para parar las rotativas, y así fue cómo se destapaba que el príncipe heredero de la corona danesa podría ser perfectamente el protagonista de un relato que haría honor a eso de que Algo pasa con Mary. Con Mary Donaldson, para ser precisos.
Una bomba mediática que ha hecho estallar en habladurías a la prensa española, la europea y la mundial. La actriz mexicana, destrozada, ha intentado mantenerse tan al margen de la vorágine como ha podido. Se refugia en Donostia, en el señorial Palacio de Arabizenea, que es propiedad de su exmarido Cayetano Martínez de Irujo. El primero en la línea de sucesión del país nórdico, en cambio, ha apostado por fingir que todo va fenomenal. Mantiene todos sus compromisos oficiales en el ejercicio incansable de manifestar que, como cantaba Chenoa, todo irá bien. Y eso que ya es por todos sabido que el que tapa esperando que se amansen las mareas, algo esconde. Obviamente, la reaparición del hijo de la monarca junto a su mujer estaba en el centro del foco mediático. ¿La resolución? Tan fría como la Navidad que está al caer.
Probablemente, la más tensa en Amalienborg, puesto que poner parches a los agujeros aguanta un tiempo, pero de cara a la galería flojea. El apósito simbólico más flagrante de toda esta narrativa es el vídeo que este mismo lunes 4 de diciembre que ha publicado la cuenta oficial de Instagram de la Casa Real de Dinamarca. Vida normal con su esposa y sus hijos, reunidos para montar el abeto y decorar las estancias de palacio con el texto "4 de diciembre. Saludos navideños de la familia del Príncipe Heredero, que recientemente decoró el árbol de Navidad familiar en el Salón de los Caballeros del Palacio de Federico VIII en Amalienborg". El primer plan de la pareja royal en crisis, grabado para deleite de todos nosotros. Felicidad fingida de la que se extrae algo tan significativo como que es prácticamente imposible ver a Federico y Mary encuadrados en el mismo plano. No interaccionan, ni se miran. Tensión gélida en el ambiente.
Y esto es solo el comienzo. Los padres de Christian de Dinamarca han planeado al milímetro como celebrarán estas fechas señaladas para demostrar al mundo que son perfectamente capaces de simular que no ha pasado absolutamente nada. Viajarán al Palacio Real de Marselisborg, donde también estará la jefa de estado. Reencuentro casi tan incómodo como al que los Borbones tuvieron que hacer frente por la celebración de los dieciocho de Leonor en El Pardo el pasado 31 de octubre. Será que es verdad que en todas las casas se cuecen habas. Hasta en las más regias.