A Froilán no le quedó más remedio que acatar las órdenes de Casa Real. El joven ha colmado la paciencia de su tío, pero también de su madre. La infanta Elena no puede más y pidió a Juan Carlos I su ayuda para encauzar de una vez por todas a su hijo, que se le ha ido de las manos. El hermano de Victoria Federica ha protagonizado todo tipo de titulares. Y ninguno le deja en buen lugar.

La gota que colmó el vaso fue su participación en una pelea con arma blanca a las puertas de una discoteca la madrugada del 25 de diciembre, enturbió las navidades de la infanta Elena. Casa Real le identificó y dio un toque a su madre. El mes pasado, antes de tomar la decisión de que se instale definitivamente en Abu Dabi, se le desalojó de un after que montó una fiesta ilegal en una sauna. Superaba el aforo limitado y en las habitaciones donde se encontraba Froilán se consumían sustancias estupefacientes.

Froilán

Froilán viajó a Abu Dabi. No le quedó más remedio que aceptar. Aunque deseaba cambiar de aires durante una temporada porque estaba harto de permanecer en el foco mediático. Según Jaime de Marichalar, el apellido de su hijo le ha condicionado bastante. No ha podido ser libre como el resto de adolescentes.

El joven llamó a su madre para volver a España. Le costó hacerse con su nueva vida, y eso que tenía una de las viviendas más lujosas y un trabajo con un sueldo de escándalo. Ningún joven con carrera universitaria y máster cobra ese dinero al mes. Más de 6.000 euros.

Froilán no se acostumbra a su nueva vida de rico 

Pero Froilán necesita fiesta, y en Abu Dabi no la conseguía. Tampoco tenía amigos, pero poco a poco se va adaptando a su nueva vida. Según ha podido saber Monarquía Confidencial, el hermano de Victoria Federica busca un grupo de amigos con el que divertirse en este nuevo país.

Froilán efe

Según fuentes cercanas al medio citado anteriormente, Froilán pasa demasiado tiempo encerrado en casa hablando por el móvil. Se pone en contacto diariamente con sus amigos de Madrid a los que echa de menos.

Sin embargo, en este sentimiento de soledad, Froilán ha encontrado un gran apoyo en uno de sus dos escoltas. “Es su confidente y está muy cómodo con él”, aseguran fuentes cercanas. Residen allí con él y le acompañan.

La infanta Elena está al corriente de todo, y sabe perfectamente que su hijo no es feliz allí. “Se siente como un pez fuera del agua. Allí no tiene amigos”, así lo aseguraban fuentes cercanas a la infanta Elena.