La Cumbre del Clima de Dubái ha acabado y la sensación es preocupante. Aunque en las últimas horas se haya cerrado lo que se denomina como un "acuerdo histórico que abre el camino para dejar atrás los combustibles fósiles", las veleidades del discurso oficial hacen temer lo peor. Y teniendo en cuenta que el borrador oficial ni siquiera recogía esta posibilidad, haciendo que los países productores (como el anfitrión, Emiratos Árabes) impusieran su discurso y criterio, las esperanzas de un futuro más limpio y sostenible son escasas. Un desastre. Pero las cumbres, en general, ya acostumbran a ser así. Decepcionantes, a menudo inútiles, una frivolidad de cara a la galería. Eso sí, en esta ocasión todo se dispara. ¿Por qué? Por la participación, misteriosa, opaca y surrealista, de Felipe Juan Froilán de Todos los Santos. Con Pipe en la ecuación, lo que sería sorprendente es que saliera algo bueno de allí.

Ya saben que el hijo de Elena de Borbón y Jaime Marichalar, sobrino y nieto de reyes y bien colocado en la línea sucesoria de la Corona, fue desterrado por la familia a Abu Dabi. Como el yayo autoexiliado, Juan Carlos. Los escándalos nocturnos, con armas, peleas, afters y sustancias estupefacientes empezaban a apretar demasiado. Una cosa es permitirle una vida de nini consentido y hedonista; otra la deriva inexorable del tipo y la sistemática aparición en diarios, televisiones y redes sociales por motivos nada edificantes. Tras unas broncas, lágrimas y súplicas, la madre lo empaquetó a los Emiratos. El abu le había conseguido un trabajo, enchufándolo a los jeques más poderosos. ¿Qué hacer con aquella joya? ¿Qué empleo sería el adecuado para él? ¿Dónde molestaría menos? Tras meses de incertidumbre, encontraron el qué: la Cumbre.

Froilán de juerga / GTRES

Vender la historia del Froilán resurgido y reconvertido en un hombre de provecho, que trabaja codo con codo con los más poderosos para salvar el planeta, era un cuento de hadas para determinada prensa cortesana, monárquica y descaradamente miope. Ahora que ha pasado el evento es el momento de empezar a saber la verdad. Y esta es fantasmagórica. 'Vanitatis' trata de explicar "el trabajo 24/7 de Froilán en la cumbre del clima". Lo hace a favor de obra con la versión de la familia, pero claro: cuesta creerse según qué cosas. Y otras te hacen reír. Como que Pipe trabaje 24 horas al día 7 días a la semana. O que "no hay fotografías y él no quiere aparecer". O que "la dificultad que hay para lograr datos o cualquier detalle Emiratos Árabes" hace imposible que haya evidencias gráficas. A ver, una cosa es la vida íntima, y otra un trabajo en una cumbre retransmitida por todo el mundo. Las cosas no cuadran.

Juan Carles y Froilán / GTRES

Lo que tenemos claro es lo que ha hecho, presuntamente, Froilán durante la cita. ¿Cuál era su trabajo? De acompañante. Charla, te busca un café, quizás te soluciona un tema, una cena, un aquello. Abre puertas, lleva paraguas, cosas así. Sabe inglés, dicen, y también de protocolo. Méritos suficientes para ser un auxiliar de lo que sea. Básicamente sirve para hacer eso, compañía. Como hace con su abuelo Juancar. Y punto. Por cierto: el remate es de traca: según el digital, citando las mismas fuentes, la idea sería quedarse allí durante muchos años. "Emiratos Árabes quiere lograr una oficina permanente de la organización en el país, algo que facilitaría a Felipe Froilán quedarse allí. En él le apetece, por ahora, no volver a España, ahora vive tranquilo y alejado de los medios que últimamente se habían convertido en un calvario para él". Qué cara. Genio y figura.

Elena con Froilán / GTRES