Tenía que pasar. Los escándalos de Felipe Juan Froilán, cuarto en la línea de sucesión de la Corona española, han acabado con la paciencia de los Borbones, de Zarzuela y del santísimo Job. Y se han tenido que tomar medidas drásticas para poner fin al desbarajuste interminable del sobrino de Felipe VI. Al menos alejarnos de España, de la prensa y de la opinión pública. Tan lejos como a 7.500 kilómetros de distancia, a un destino que se ha convertido en el escondite favorito de la Familia Real: los Emiratos Árabes. Un país que es como en una alfombra (de lujo), puedes esconder la porquería bajo su superficie. Juan Carlos lo sabe muy bien.

Un emérito que acaba de pasar su tercer cumpleaños consecutivo en Abu Dabi, a pesar de sus intentos, deseos y lamentos por volver a España. Ni siquiera las ayudas recibidas por los tribunales, que actúan como "el primo de Zumosol", ni las regularizaciones in extremis con Hacienda han obrado el milagro. No lo quieren cerca, mejor que corra el aire. Como su vuelta sigue siendo una quimera, ha movido ficha. Ficha y equipaje: ha dejado el casoplón que el emir le prestó y se acaba de trasladarse a una nueva casa. Quiere sentir que tiene un hogar propio dónde no lo cuestionen, donde no lo miren con desconfianza, donde no moleste. Lo que quizás no se imaginaba Juan Carlos es que su nido viniera con regalo. Con compañía, para ser más exactos. Los Borbones se reproducen en aquel hábitat: ahora tendrá a su querido nieto Froilán en casa, en el desayuno, comida, cena, en el lavabo o viendo la tele. Tan enjaulado como él, tan "exiliado" como él. Mejor dicho: desterrados ambos.

Juan Carlos en Abu Dabi / XX.SS.

Elena obliga a Froilán a marcharse de España para tapar sus escándalos

Esta es la bomba informativa que publica la revista 'Lecturas': la infanta Elena ha obligado a su hijo a trasladarse a Abu Dabi y vivir con su abuelo. La madre está harta de su tipo de vida, de levantarse cada día con miedo de encontrarse titulares demoledores que explican el tipo de vida disoluta y conflictiva del joven de 24 años. Desenfreno, broncas, navajas, sangre, escoltas, accidentes, supuestos intentos de secuestro, tiroteos a su alrededor... Insostenible. Y lo que es peor, no hay nada que equilibre la balanza. Ninguna acción positiva, ninguna brizna de ejemplaridad, nada. Todo es negro. Su madre y Zarzuela no aguantan más. Solo queda el remedio que ya ha probado otras veces: enviarlo fuera. Muy fuera. Bye bye.

Froilán, príncipe (destronado y desterrado) de la noche madrileña / Europa Press

A Froilán no le ha gustado nada la decisión, pero no tiene ni voz ni voto

La revista explica cómo se ha tomado Froilán la decisión: no le ha gustado nada. Pero como se comporta como un niño malcriado i no como un hombrecito de 24 años, pues tampoco tiene nada que decir. "No le han dado la opción de discutirlo". Se larga, le guste o no, vaya. Se va sin billete de vuelta, aunque remarcan que la medida es temporal. Como sea tan temporal como la del abuelo... En fin. El desterrado ya ha comunicado la noticia a sus amigos y colegas, que le organizaron un fiestón para levantarle la moral. Es incorregible. En todo caso, lo entendemos: la vida en los Emiratos es muy diferente. Veremos cómo se las arregla para continuar la party.

Juan Carlos y Froilán, compañeros de piso / GTRES

Solo queda una duda: ¿será esta exclusiva como la de "Victoria Federica se va con su abuela a vivir a Zarzuela", publicada por la misma revista, y que quedó desmentida enseguida? Por el bien de los intereses monárquicos y de su propia madre Elena, mejor que no. Eso sí, el resto de mortales añoraremos el espectáculo. Toca poner todos los huevos en la cesta de Vic.