Felipe Juan Froilán de Todos los Santos está enamorado. Su corazón tiene nueva inquilina, desahuciando a la multimillonaria heredera del imperio del embutido murciano Mar Torres. La afortunada, o no, se llama Belén Perea, tiene 25 años y alterna sus estudios con trabajos de modelo e influencer. Todavía no son novios, ya que parece que Belén se resiste a caer en la red del sobrino de Felipe VI, al que conoce desde hace mucho tiempo: eran compañeros de internado en Sigüenza. Las especulaciones saltaron gracias a unas imágenes del Marichalar-Borbón de fiesta con su grupo de amigos, entre los que estaba Perea. Se quedaron solos y Froilán destapó el tarro de las esencias de su galantería, excepto algunos gestos extraños que provenían de su entrepierna, como ha destacado el programa 'Viva la Vida' de Telecinco.
Un espacio, el de Emma García, que ha obtenido más material audiovisual de la joven mallorquina. Una grabación nocturna y en ambiente festivo que contrasta y mucho con la imagen de buena niña de la susodicha. Recuerden que desde que se anunció este posible romance que ha hecho subirse por las paredes a Mar Torres todos los comentarios la alababan como un ejemplo de elegancia, de serenidad, de equilibrio, de buenas formas. Bien, no seremos nosotros los que desmintamos todas estas virtudes. Pero vaya, que Belén, como 'todo hijo de vecino', tiene una cara 'B'. Y seguramente hubiera deseado que nadie la viera.
El vídeo en cuestión nos permite descubrir que Belén tiene algunas similitudes con Froilán. Quizás la afinidad tiene que ver con las escenas recogidas por los paparazzis, mientras la protagonista era ajena a estas miradas fisgonas y furtivas. Principalmente por una bronca a gritos con un amigo que hablaba por teléfono, y que nos hace recordar pasajes inolvidables de la vida del nieto de Juan Carlos: aquella discusión pasada de vueltas con Mar en una terraza. La demostración de temperamento y de carácter fuerte es evidente: Perea regaña a su compañero de juerga levantándole la mano sin miramientos.
La segunda parte del vídeo es más fuerte y también más asquerosilla. Una actitud muy poco cívica, pero que demuestra que 'los ricos también lloran'... y que también hacen sus necesidades entre dos coches, en vez de visitar el excusado como es conveniente, apropiado y civilizado. Belén, víctima de la excitación de la riña antes mencionada y de los refrigerios que habría tomado durante su salida, mea tan contenta en la vía pública, justo frente al objetivo del fotoperiodista. Cazada. Telecinco, afortunadamente para todo el mundo, pixela la imagen a conciencia, pero el gesto es demasiado evidente como para decir que estaba agachada reflexionando, buscando las llaves o una lente de contacto. Hacía pipí, y punto. Suerte tuvo que no pasara a una patrulla en aquel instante: le hubiera salido caro. Aunque claro, quizás hubiera utilizado el comodín de Froilán, gritar aquello de "usted no sabe quién soy yo".
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El glamur de Belén ha quedado tocado con esta imagen. Será influencer y todo lo que quierna, pero vaya influencia.