La paciencia es una virtud... o un castigo. Que le pregunten a los tres miembros de seguridad asignados por la Casa Real que siguen los movimientos de Froilán por la noche madrileña. La noche y el día, porque la juerga no entiende de horarios cuando vas a reservados VIP que parecen otra cosa, con menores, drogas, armas y parafernalia espeluznante. Una cantidad de trabajo para los escoltas, que no dan abasto. Están sobrepasados. A duras penas consiguen que no se haga daño, pero roza el desastre continuamente. Y la tragedia. Suerte que tiene a los seguratas del tío Felipe, porque las compañías que frecuenta son alarmantes: los locales que visita son destino habitual de gente muy poco recomendable.

De si Froilán dispone o no de guardaespaldas pagados con el dinero de todos los contribuyentes se ha hablado bastante. Primero dijeron que no, que de ninguna manera. Mentira. Poco a poco salió la realidad a la superficie: tenía dos que lo seguían a todas partes, salvándole el culo, con perdón, de peleas y situaciones complicadas. La reyerta con armas blancas en la que resultó herido uno de sus colegas marcó un punto de inflexión. Aquello ya era delictivo, peligroso, la policía y los jueces podían meterle un buen paquete. Por eso, según algunos medios, lo enviaron a Abu Dabi con su abuelo Juan Carlos: para no tener que testificar. Ni a buscar trabajo ni historias, Froilán hacía como el yayo, esconderse hasta que la tormenta se calmara. ¿El problema? Que la tormenta es él mismo. Por eso le pusieron a un tercer hombre vigilándolo. Y ni así. Ni un batallón o un pelotón de los GEOS podrían hacer frente a este reto.

Juan Carlos, la infanta Elena y Froilán / GTRES

Los escoltas, hasta las narices de Froilán. Hacen de niñera en lugares muy poco recomendables

Desde el estallido del escándalo de las navajas hasta su llegada a los Emiratos, Pipe tenía a 3 tipos achicando agua de una nave que se hunde. 3 hombres destinados por el Ministerio del Interior, policías nacionales o guardias civiles, que no pudieron hacer nada durante las 72 horas de desenfreno del personaje al volver a poner un pie en Madrid tras una estancia muy breve en casa del abuelo. Todo apunta a que se volverá a marchar pronto, no hay quien pare la sangría. Y los escoltas son los primeros en denunciarlo. Están hartos, como confiesan en el digital Vozpopuli: "Es muy difícil ser un cubre-babies". Niñeras con placa y pistola para un tarambana de 24 años con apellido pomposo. Han conseguido la misión de "evitar cualquier tipo de agresión al protegido", aunque "ningún escolta puede actuar como niñera pese a esa 'vigilancia' que se pueda hacer". Su comportamiento "dificulta el trabajo de los escoltas y provoca situaciones como las que él protagoniza".

Froilán / GTRES

Los guardaespaldas, contra la Corona: consentidores de los escándalos de Froilán, "un problema real"

Los guardaespaldas también disparan contra Zarzuela, que permite las fechorías de su protegido y encima le destina recursos públicos para continuar con la fiesta: "No pueden limitar los movimientos del protegido si la familia de éste no pone esos límites o él se los salta". Consentidores, aunque después se rasguen las vestiduras. Como siempre. "No es controlable y es un problema real". Y Real. "Es el eslabón más débil" para aquellos que quieren acabar con la monarquía, sentencian. Pues sí, va por el buen camino.

Juan Carlos con Froilán vigilados por un escolta / GTRES

Esta historia no acabará bien. Ni para Froilán ni para la casa de los Borbones. Ya verán.