Una semana después de abandonar España tras 16 días de vacaciones sorprendentes, Felipe Juan Froilán de Todos los Santos se ha dejado ver en el Golfo Pérsico. Y lo llamamos así porque no ha sido en Abu Dabi, capital de los Emiratos Árabes donde trabaja, o trabajaba, el nieto desterrado del emérito Juan Carlos. Ha sido en la isla de Baréin, con motivo de la carrera inaugural del Mundial de Fórmula 1. Ha ido acompañando al yayo, quien acababa de pasar por Londres para la misa funeral de Constantino II. El viaje a ver la carrera y hacerse la foto con Fernando Alonso era muy atractivo y cómodo para el williyfog royal de 86 años, que tiene energía, pero quizás no tanta. Un plan al que se ha apuntado Froilán, que pierde la cabeza por una zona VIP.
Parece que el hijo de la infanta Elena se encuentra en un momento delicado de su existencia. Algunas informaciones de fuentes confiables aseguran que su reciente estancia tenía un motivo claro: había sido despedido, ya no tiene trabajo, los jeques han dicho basta. Se tiene que buscar las castañas él solo, aunque no las necesite haciendo de custodio de la herencia del abuelo. Pero algo tendrá que hacer la criatura, más allá de asistir de público a eventos deportivos. Se está marchitando. Hay que encontrarle un empleo, pero hay reticencias. La primera, la suya: su obsesión es volver a España. Y eso no parece una realidad tangible. De momento.
El digital 'Vanitatis' va este lunes con esta historia, aportando pero una visión descomunalmente opuesta y con toques fantasiosos. No por parte de la signataria de la información, pero sí que por la versión de la cual hace de correa de transmisión. Después de reconocer que Froilán ha estado a dos minutos y tres peleas más con su madre de instalarse en Madrid de nuevo, lo que antes era blanco, ahora es negra noche. Todo repentinamente, claro. Un giro de 180 grados, aunque el adjetivo copernicano nos parezca corto para describirlo. "Seguirá vinculado a los Emiratos Árabes en un futuro a largo plazo. Tiene muy claros los pasos a seguir sin una mudanza a España en los próximos meses". Es decir, que Pipe se queda. Como Neymar.
El digital rechaza que se haya quedado sin trabajo, con el que está vinculado hasta el mes de junio, y ha tomado la decisión más inverosímil: volver a estudiar. Una especie de Rafa Mora royal, se ha arrepentido de ser un vago en las aulas y ahora quiere volver para hacer un "posgrado especializado en gestión de empresas cono el fin de contar con un perfil más específico que le haga crecer profesionalmente". El estupor es indisimulable, pero la información apunta a que se habría dado cuenta de que eso de hacer de runner y acompañante no sería la mejor tarjeta de visita para trepar el futuro. Quiere rellenar su currículum raquítico con títulos imponentes en inglés. ¿Que cómo lo hará? Esta es fácil: se lo regalarán. Juan Carlos, la matrícula. Y el centro, el diploma. Y todo arreglado. Blanco como una patena. Froilán, qué crack.