Desde hace algún tiempo, la vida de Froilán de Marichalar se ha convertido en una constante montaña rusa de excesos, especialmente en lo que respecta a su relación con el alcohol. En España, su nombre solía estar vinculado a las noches madrileñas, llenas de fiestas y comportamientos que no pasaban desapercibidos para los medios de comunicación. El joven no dudaba en ser el centro de atención, y su actitud desmedida provocaba titulares a diario, lo que rápidamente lo convirtió en un habitual de las portadas.

Ante esta situación, la Casa Real decidió que era necesario un cambio radical. El rey Felipe VI se vio obligado a tomar la decisión de enviar a Froilán a Abu Dabi, un lugar lejano, donde pensaba que su sobrino podría encontrar un entorno más tranquilo. Esta medida tenía como objetivo frenar la serie de escándalos que se repetían, sobre todo aquellos relacionados con su comportamiento nocturno y el consumo de alcohol.

Froilán
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Froilán sabe cómo encontrar su mayor pasión en Abu Dabi

Sin embargo, Abu Dabi resultó ser un entorno más complicado de lo que Froilán esperaba. En los Emiratos Árabes Unidos, la normativa restrictiva sobre el consumo de alcohol hace que las salidas nocturnas sean mucho más difíciles de disfrutar. Pero, lejos de rendirse, Froilán encontró rápidamente una solución: no se trataba de dejar de divertirse, sino de adaptarse a las nuevas reglas de manera discreta. Así, comenzó a asistir a fiestas privadas en mansiones, donde el alcohol sigue fluyendo, a pesar de las estrictas leyes locales.

Lo que ha sorprendido a muchos es que, lejos de buscar una transformación o de moderar sus comportamientos, Froilán parece seguir fiel a sus viejos hábitos. La idea de una fiesta sin alcohol o sin un mínimo de descontrol es algo que el hijo de la Infanta Elena simplemente no concibe. Su relación con la bebida sigue siendo intensa, y no se detiene ante nada para conseguir lo que desea.

Froilan Europa Press
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Juan Carlos I pone a Froilán sobre aviso

De hecho, en varias ocasiones, Froilán ha sido visto en condiciones deplorables, incapaz de controlar sus excesos tras una noche de celebración. Y en Abu Dabi se repiten los episodios. Esta situación ha generado la preocupación de su abuelo, Juan Carlos I, quien ha tratado de hacerle ver que no puede seguir actuando de esta manera en un lugar con normas tan estrictas. Sin embargo, la actitud del joven parece indicar que no está dispuesto a abandonar su estilo de vida.

A pesar de que la familia real ha intentado en varias ocasiones reorientar su vida, alejarlo de las fiestas y sugerirle que se enfoque en una vida más seria, Froilán sigue siendo el mismo. El intento de cambiar su rutina o de integrarse en algo más “formal” no ha tenido el impacto deseado. Más bien, Froilán sigue buscando la manera de vivir a su manera, sin importar las consecuencias. No es casualidad que siga ‘exiliado’ en Abu Dabi. Allí seguirá mientras no cambie de actitud.