Froilán, hijo de la infanta Elena y Jaime de Marichalar, conocido por su comportamiento polémico y su rastro de escándalos en la prensa, enfrenta una serie de obstáculos que han afectado sus posibilidades de establecerse en el mercado laboral español. A pesar de su deseo de regresar a Madrid y dejar atrás su vida en Abu Dabi, Froilán no logra encontrar un rumbo laboral que le permita volver a su país natal.
Tras pasar una temporada en Abu Dabi junto a su abuelo, el rey emérito Juan Carlos I, la vida en los Emiratos Árabes no ha sido fácil para él. Froilán extraña profundamente su país natal, donde siempre ha tenido un círculo de amigos y una vida social activa. Sin embargo, su regreso a España parece estar bloqueado en gran parte por la ascendencia que tiene Felipe VI en las altas esferas. La decisión de apartarlo de Madrid, en su momento, fue una medida preventiva para desviar la atención de sus problemas de conducta y evitar que sus acciones dañaran aún más la reputación de la familia. Y los empresarios españoles temen represalias si le ofrecen un puesto de trabajo. Y es que Felipe VI ha transmitido directamente a algunas empresas la recomendación de no incorporarlo.
La ascendencia de Felipe VI sobre el mundo empresarial español cierra las puertas a Froilán
Froilán ha intentado abrirse un camino en el mundo laboral español, pero las empresas, conscientes de los vínculos con la Casa Real, han mostrado reticencias a la hora de contratarlo. Prefieren no hacerlo, argumentando que su integración en una compañía podría convertirse en un problema mediático y distraer la atención hacia el círculo más cercano de la familia real, lo que podría derivar en consecuencias negativas en la relación con la corona. Y prefieren evitar cualquier controversia.
La reputación de Froilán ha sufrido por sus propias acciones. Desde sus días de juventud, ha sido protagonista de múltiples controversias y titulares poco favorecedores que ahora le pasan factura en cada proceso de selección. Los departamentos de recursos humanos no solo valoran sus habilidades y su formación, sino que consideran sus antecedentes, cuestionando su capacidad para adaptarse a un ambiente laboral profesional. La imagen de privilegio que lo rodea, sumada a los escándalos pasados, ha llevado a que en varias entrevistas le hayan negado oportunidades aludiendo que "no tiene el nivel adecuado".
Froilán no vuelve a España porque no encuentra argumentos laborales
Al mismo tiempo, la situación económica familiar también ha cambiado. Inicialmente, se esperaba que su presencia en Abu Dabi beneficiara a la infanta Elena, madre de Froilán, en temas de herencia; sin embargo, la necesidad de su rol como intermediario ha desaparecido, permitiendo que Elena y su hermana Cristina administren estos recursos sin involucrar al fisco español. Esto libera a la familia de cualquier dependencia directa de Froilán en Emiratos, lo que hace aún más patente que su permanencia en el extranjero responde en gran medida a la voluntad de la Casa Real de mantenerlo fuera de España. No se queda allí porque quiera, sino porque en España no lo quieren.
Froilán se enfrenta así a un futuro incierto. Con sus aspiraciones profesionales en Madrid constantemente bloqueadas, el joven parece estar atascado en una situación de exilio no oficial, incapaz de encontrar un propósito o una ocupación estable que le permita reconstruir su vida en España. A pesar de que la oportunidad laboral podría ofrecerle la excusa perfecta para volver a su país natal, los obstáculos impuestos por la Casa Real y las limitadas oportunidades en su campo lo dejan en una situación sin salida clara.