En el mundo de la realeza, las situaciones inesperadas pueden surgir en cualquier momento, y los incidentes que involucran a Froilán, el sobrino del rey Felipe VI, son una gran prueba de ello. Este joven, conocido por su carácter rebelde y su vida social activa, se convirtió en una apuesta segura para la prensa. Porque, donde está, siempre hay alguna noticia en proceso o un desastre que no tarda en ser comentado. Vuelve a ser objeto de atención tras darse a conocer que ha sido rescatado por los escoltas de la Casa Real en circunstancias que muchos consideran bochornosas.
Froilán y sus amigos son los ingredientes ideales para crear controversias. Pero, particularmente, el hijo de la infanta Elena por su condición especial de nobleza. Se caracteriza por ser mimado desde muy pequeño, al igual que su hermana Victoria Federica. Ambos aprendieron las ventajas de ser un Borbón cuando apenas eran unos niños. Los privilegios, las escasas normas, el débil control por parte de sus padres, el exceso de dinero, el consentimiento de su abuelo y más.
También hay que destacar que se fue desarrollando bajo la mirada atenta de los medios. Desde su infancia, se le identifica sobre sus otros primos por su espíritu libre y su deseo de vivir la vida al máximo, lo que a menudo lo lleva a situaciones que generan críticas. Sus últimos incidentes reavivaron el debate sobre la responsabilidad de los miembros de la realeza y el papel que juegan sus escoltas en situaciones personales.
Las hazañas de los escoltas salvan a Froilán del ostracismo público
Los sucesos tienen lugar en escenarios turbios, locales de dudosa reputación y casas privadas donde Froilán se encontraba. Según informes, el joven se ha visto en situaciones complicadas que han requerido la intervención de sus escoltas. Se habla, por lo tanto, de armas blancas, sustancias ilegales, peleas y más. Este tipo de rescates no son comunes, especialmente cuando se trata de miembros de la familia real, lo que ha llevado a una serie de especulaciones y comentarios en los medios de comunicación y entre el público.
La Casa Real, por su parte, mantiene un perfil bajo respecto a estos incidentes y trata de desligarse de esta figura que tanto daño hace a la institución. Sin embargo, la necesidad de rescatar al nieto de Juan Carlos I plantea preguntas sobre su seguridad y andanzas. Los escoltas, cuyo deber es proteger a los miembros de la realeza, se encuentran en una posición delicada cuando se trata de situaciones que trascienden su función principal. ¿Hasta qué punto deben intervenir en la vida personal de los royales? Parece que tiene carta blanca para actuar en cualquier situación que pueda desencadenar un desastre en los medios.
Además, entra en juego la imagen de la Casa Real en la sociedad española. En este momento, la monarquía enfrenta críticas por su relevancia y conexión con el pueblo, situaciones como esta pueden afectar negativamente la percepción pública. La juventud de Froilán, combinada con su comportamiento a menudo imprudente, fue la gota que colmó el vaso y sentó las bases para su ‘exilio’ a Abu Dabi.