De la misma manera que "ya es primavera" cuando lo anuncia unos conocidísimos grandes almacenes, el "ya es verano" empieza tan pronto como arrancan las fiestas en las discotecas de Ibiza. No importa qué marque el calendario, sea abril, febrero o junio: si hay juerga en las Pitiüses, bingo. El 'bum-bum-bum' de los altavoces de la isla actúa como una especie de reclamo para aves migratorias, capaces de percibir las vibraciones acústicas a centenares de kilómetros de distancia. Especialmente si no pegas ni sello durante todo el día: tienes todos los sentidos activados para detectar el desenfreno. Un don que la Divina Providencia regaló a un españolito que todos conocemos. Bien, dos dones, de hecho: también es un privilegiado de sangre: Felipe Juan Froilán de Todos los Santos. Y de todas las jaranas.
Pipe, que es el mote con el que los colegas de party le llaman a Froilán, ya está en modo fiestuqui veraniega. Tenía ganas, pobre. Tiene una vida complicada, aunque los malpensados puedan pensar justamente lo contrario. Ha sufrido mucho durante el otoño y el invierno, porque salir de noche con frío y oscuridad no es tan gratificante como hacerlo cerca del mar, con más horas de luz y sol, y rodeado de la creme de la creme de su afición favorita. Todo eso es cosa del pasado, cuando menos durante los próximos meses.
El digital 'El Español' explica la escapada de Froilán a Ibiza, en la primera fiesta de un lujoso hotel en Santa Eulària des Riu. El joven no dudó ni medio segundo en subir al avión para desparramar cerca de la cabina de los dj's, disfrazado eso sí de incógnito... o mejor dicho, sí mismo: la misma gorra, la misma sudadera, los mismos pantalones 'pitillos' que hemos visto tantas veces en la zona de copas pija de Madrid. Es el uniforme de guerra: si este vestuario hablara... No hay imágenes del 4.º a la línea de sucesión 'partiendo la pana', pero no sufran: no cambia mucho la cosa respecto de las infinitas instantáneas y vídeos de otras ocasiones. Ahora bien, esta excursión lúdica y festiva nos demuestra cuáles son sus prioridades a la vida: el abuelo Juan Carlos, el de las paguitas, no está en la cúspide, no.
Froilán fue la ausencia más destacada de la visita de la familia 'B' a Abu Dabi, un hecho que hacía disparar las dudas y alguna alarma. ¿Estaba enfermo? ¿Había encontrado trabajo? ¿Le habían birlado la cartera, el DNI o el pasaporte? No, hombre, no. Lo que le pasaba es que su agenda ya tenía otros compromisos. Entre la novia y los garitos, pobre, imposible conciliar con el huido Juan Carlos. Y así sigue: de fiesta en fiesta y 'tiro porque me toca'.
Dicen que la fiesta estuvo muy bien. Tanto que cerró la discoteca y el after posterior. Y es que, si nos ponemos, nos ponemos. 'Ir pa' na es tontería'.