Froilán rebasó los límites de la paciencia de su entorno. Sobre todo los de la reina Letizia, harta de ver como sus actos no hacían otra cosa que ensuciar la imagen de la monarquía.
Su madre, la infanta Elena, tampoco estaba exenta de disgustos. Episodios como cuando estuvo metido en una pelea con arma blanca a las puertas de una discoteca en el lujoso barrio de Salamanca de Madrid, tras el cual se pasó cuatro días sin dormir visitando varios afters, tenían muy preocupada a la hermana mayor del rey Felipe VI. Y también muy mosqueada a Letizia.
Tanto fue así que desde la Zarzuela presionaron a la infanta Elena para que tomara cartas en el asunto. Hacía semanas que rondaba la idea de mandarlo a Abu Dabi con su abuelo Juan Carlos y finalmente se tomó la decisión. Allí su actitud podría mejorar. Y si no, por lo menos no estaría en el foco de la prensa del corazón. Y es que la ley en los Emiratos Árabes pone la privacidad por delante de la libertad de expresión. Tomar fotos indiscretas puede desembocar en delito y en pena de cárcel.
Abu Dabi parecía la solución para Froilán
Dicho y hecho, Froilán se fue a Abu Dabi. Allí su abuelo lo enchufó a trabajar en una petrolera, donde actualmente se encuentra participando en los preparativos de la Cumbre del Clima de Naciones Unidas de 2023 (COP28), que se celebrará del 30 de noviembre al 12 de diciembre en Dubái.
Pero cuando termina su horario laboral, se pasa el día holgazaneando. Lo mismo que hacía la mayor parte del tiempo en España, donde tiene fama de mujeriego, bebedor, tacaño y vago. No se adapta. No tiene conocidos al margen de algunos españoles a los que ha conocido en la petrolera, con los que de vez en cuando comparte alguna salida.
Así las cosas, con Froilán harto de permanecer a miles de kilómetros de sus amigos, tiene intenciones de poner punto y final a su etapa en Abu Dabi en diciembre. Después de la Cumbre del Clima de Naciones Unidas, pretende regresar a España para siempre. Sus planes pasan por estar ya en el país durante las fiestas navideñas.
Froilán tiene los días contados en los Emiratos Árabes
Una decisión que no gusta en la Zarzuela, pero que celebran en Abu Dabi. Sobre todo en la empresa, donde le consideran un 0 a la izquierda. Apenas está aportando al proyecto. Como si fuera un mueble, no ha demostrado ser válido para mucho más que para llevar cafés.
Hasta Juan Carlos ve con buenos ojos que Froilán se vaya a España. El emérito, que le dejó en manos de su contacto en la petrolera, se ha desentendido totalmente.