El verano de Felipe Juan Froilán de Todos los Santos toca a su fin. El nieto de Juan Carlos I ha dejado atrás su periplo por Cádiz, Málaga e Ibiza, lugares donde seguro que se ha dedicado a la contemplación de aves, la lectura de los clásicos griegos, etcétera. Bien, sin olvidar la especialidad del Marichalar Borbón: ir de fiesta. Seamos sinceros: esta actividad seguramente la ha mantenido ocupado el 95% del tiempo, salpicándolo con el supuesto cortejo de famosillas. El resto, dormir para recuperarse de tanto desenfreno. Sus salidas son legendarias y escandalosas, como explicó Telecinco sin ambages. Todo se acaba, eso sí, y ha vuelto a la capital de España.
El hijo de Elena tiene un objetivo en mente. Un "proyecto que le ofrecerá mucha independencia", escribe Semana. Ya tiene narices que el simpatizante borbónico de VOX quiera la independencia en su vida. Pero tiene una explicación: se trata de sacarse el carnet de conducir. Independencia en cuestiones de movilidad, claro está. Se le ha visto montándose en un coche de autoescuela, paso previo a examinarse y conseguir la licencia con 22 años. Un hito normal para cualquier joven de su edad, pero que seguramente hace sufrir a la Casa Real, grandes conocedores de los excesos de Froilán. Unos hábitos incompatibles con la seguridad vial, y que podrían ser una nueva fuente de problemas para "la casa de los líos" que es Zarzuela.
El proyecto que ha decidido retomar Froilán a la vuelta de las vacaciones #YoLeoSemana https://t.co/g1K8XzIsGh
— Revista SEMANA (@semana_revista) Augusto 25, 2020
Ojalá que esta nueva condición de conductor le haga recapacitar y se serene. No queremos un "diablo sobre ruedas". Más bien, que cante aquello de "precaución, amigo conductor".