España ha cambiado el huracán Froilán por la borrasca Ciarán. La segunda trae viento y lluvia, la primera dejaba juerga, legañas y olor a cerrado. El hijo mayor de Elena y Jaime Marichalar ya ha abandonado la Península tras asistir a la fiesta de cumpleaños de su prima Leonor, futura reina de España. Le cae mal, como tampoco soporta a su madre Letizia, pero no faltó al encuentro borbónico. Fue más astuto que su hermana Victoria Federica, que se ha fumado la cita por un viaje a Perú a ver a corridas de toros y salir con un rollete. Pipe giró la excusa; venía, pero lo de menos era la family. El motivo real era poder salir de fiesta, cerrar antros y comer porquerías industriales. Este era el plan.

Froilán daba la sorpresa y aceptaba la invitación de Zarzuela, a contracorriente del resto de primitos royals que se escaqueaban de mala manera del evento. En un primer momento se aseguraba que venía de carabina de Juan Carlos, pero no era cierto. Llegaba en un vuelo regular el día antes, solo, con su uniforme de turista: jersey oscuro y chinos color crema. Es su estilo de camuflaje, cuando se largó en febrero de 2023 iba más o menos parecido. Al llegar no perdía el tiempo e iba a ver a unos amigos en el barrio de Chanmartín. Todo glamur, todo clase: decidían hacer una cenita informal en casa, pasando previamente por el súper para comprar dos pizzas ultraprocesadas. Comida healthy barata. No es lo que más le conviene, pero si su paladar es así, qué le vamos a hacer.

Froilán a su llegada a Madrid / La Sexta

Pipe encabezó la furgoneta que llevó a los primos a la fiesta de Leonor en el palacio de El Pardo. Allí iba, en el asiento de copiloto, con un traje azul y una corbata rosa que le quedaban como a Cristo un par de pistolas. Un disfraz. Su cara era un poema. Debió llevar una mochila o algo parecido con ropa de recambio, porque no salió así de fiesta con su novieta Belén Perea y sus incondicionales. Cena en la Castellana y visita a uno de sus clubs amados y añorados, allí donde nunca se ponía el sol, o mejor dicho donde no salía nunca. Un revival festivo antes de volver a su vida en el desierto, de currito de los jeques. Solo, aburrido y pendiente del abuelo. Ganándose la herencia. En este sentido, sí que trabaja.

Froilán / GTRES

Pues bien, ya hemos visto las imágenes del adiós de Froilán a Madrid, nuevamente en el aeropuerto. Más callado y, sobre todo, más sucio. El detalle poco higiénico del protagonista es que iba con la misma ropa que llegó. Clavado. No digan que no da la impresión de dejadez, estamos hablando de un millonario con apellido pomposo e incluso una posición relevante en la línea de sucesión del trono. Le importa un rábano la dejadez. Vaya, que no ha cambiado nada. Solo que lo tenemos más lejos. Y mirándolo bien, es una suerte.

Froilán / Chance