Letizia hace años que lucha contra la foto que encabeza esta noticia. Pasó hace pocos días, en el funeral de Juan Gómez Acebo, primo de Felipe: la reina compartiendo imagen con su suegro. El emérito, el corrupto, el adúltero, el comisionista, el evasor fiscal, el caradura Juan Carlos. Letizia ha aceptado apartarse de la Corona, dejar solo a Felipe en el funeral familiar e íntimo de su primo y hacer acto de presencia solo en el acto posterior, contodos los invitados que no eran de la familia. Letizia ha quedado reducida a eso: a familia política, a plebeya, a ajena a los royal. La clave es que ella lo acepta porque no quiere validar la corrupción de su suegro. Pero ahora Pilar Eyre revela en Lecturas cómo fue aquel funeral, con una escena de Juan Carlos obsesionado en conseguir la fotografía con el hijo, movida, por los pelos, uno en cada punta de la foto, Letizia a la huida y Juan Carlos cojo diciendo "rápido, rápido" a su escolta para seguir el ritmo diabólico de la reina a la salida de la iglesia. Juan Carlos solo fue capaz de compartir con los reyes este frame:
Si una cosa queda clara es que hoy en día, a quien perjudica esta foto es a Felipe y a quien blanquea es a Juan Carlos. Del actual rey se pueden decir muchas cosas: calzonazos, cornudo, consentidor, engañado, pipiolo, pero no corrupto. Su mujer lo hace tocar de pies en el suelo advirtiéndolo que España no soportará otro rey que robe, que engañe o que sea comisionista. Así que en el funeral Letizia estuvo tensa, sabía que se encontraría con Juan Carlos y se cogió al marido como una garrapata, del brazo como no caminan nunca, y le exigió salir pitando del funeral. Descrito por Eyre parece una escena de Casa en llamas: "No es cierto que en el interior de la iglesia Felipe saludara cariñosamente a su padre: un asistente a la misa me dijo que, si bien Juan Carlos parecía tener intención de saludar a su hijo y se había levantado para hacerlo, Felipe y Letizia pasaron frente a él como si no lo vieran para abrazar a un hermano del difunto con mucho afecto. El emérito se quedó cariacontecido y decepcionado".Esxiste la versión oficial, un cuento chino, y la real, de los que estaban allí dentro. Lo que viene es como una escena de Benny Hill.
Felipe y Letizia espitados como si tuvieran prisa: "A la entrada saludó a los hermanos del difunto de la misma manera que se conversa con personas que apenas conoces, y después fueron los primeros en salir, sin que nadie los despidiera en la puerta, únicamente dos señores les tendieron una mano que Letizia y Felipe era evidente que no sabían quiénes eran. Felipe pareció sentirse molesto por tenerse que ir así, a la carrera, y se volvió para esperar a sus padres o hermanas, pero Letizia le puso la mano en la espalda y lo dirigió muy sutilmente hacia el coche. Al cabo de unos segundos salieron en tropel el resto de los invitados, con Juan Carlos a la cabeza abriéndose paso con rapidez, con la esperanza de poder hacerse una foto con su hijo, que ya estaba lejos, bloquearon sin querer la silla de ruedas de la infanta Margarita, conducida precariamente por su marido, y la pobre Sofía estuvo a punto de dar con sus huesos en el suelo al tropezar con un escalón. Juan Carlos le dirigió unas palabras de forma malhumorada con gran movimiento de manos que Sofía acató cabeza baja. El emérito se subió al coche sin mirar a nadie y Sofía se quedó tan desairada que, cuando abrieron el portamaletas por un momento temí que la metieran allí dentro".
Sofía en el maletero, la infanta Margarida, ciega e inválida a punto de caer en plena calle y Juan Carlos discutiendo con su mujer como la sitcom Los Roper. Tensión causada por el gran enfrentamiento que existe en la Corona: Juan Carlos y Letizia. No solo se desprecian y se consideran el uno al otro invalidados para ser reyes. Es que se odian a muerte.