La coronación de Carlos III de Inglaterra y Camilla Parker-Bowles el pasado 6 de mayo en la Abadía de Westminster de Londres -el sitio donde la Royal Family oficia siempre todas sus grandes ceremonias- fue todo un éxito, pero ahora todo va más allá. His Majesty The King Charles The Third deberá repetir el acto, aunque no se asusten, no deberá ser en la Abadía de Westminster. La cuestión es que Carlos III tendrá que recibir ahora una nueva corona siguiendo la tradición de su madre en su última ceremonia de coronación, cuando unas semanas después de que le pusieran la corona de San Eduardo en su cabeza le pusieron, en otro sitio, una corona muy especial.
El enclave no es otro que Escocia, y es que además de ser rey de Inglaterra, Carlos III es el rey de Escocia. Pronto -aún no hay fecha 100% oficial-, Su Majestad deberá recibir la corona en Escocia en otra ceremonia que se espera con mucha pompa, aunque no tan multitudinaria como la de Westminster.Todo sucederá en Edimburgo, concretamente en la catedral de St. Giles. Allí, al rey y a su mujer les serán presentadas las joyas de Escocia, empleadas en la coronación de los reyes de Escocia desde tiempos de María Estuardo.
Las diferencias con la coronación de Inglaterra serán bastante perceptibles, empezando por el vestido. Al igual que hizo la Reina Isabel II, Carlos optará, muy probablemente, por un atuendo mucho más discreto que el increíble outfit con el que acudió a la ceremonia del sexto de mayo. El monarca se pondrá guapo y refinado, pero sin ser nada del otro mundo con tal de recibir la corona de Escocia de las manos no del arzobispo de Canterbury, sino del deán de Thistle. Una corona que, lejos de ser de plástico o de oro fake, es real 100%. Muy muy buena calidad la de esta pieza de lujo, confeccionada en el siglo XVI para Jaime V de Escocia y que sigue usándose en la ceremonia de apertura del parlamento escocés.
Visita al Jardín de la Coronación
Los Reyes de Inglaterra y Escocia siguen a tope con su agenda real, que no para quieta ni un día. Ayer, por ejemplo, entre otras cosas, visitaron el Jardín de la Coronación, un imponente parque-jardín que les han hecho a los Reyes en honor a la coronación del pasado 6 de mayo. Las imágenes que proporcionó Buckingham eran fenomenales y, en ellas, podíamos ver a Their Majesties con una actitud muy cómplice entre ellos mientras estaban rodeados de naturaleza y de distintos obsequios que les prepararon los organizadores. Uno de estos era ni más ni menos que una réplica en forma de tarta dulce de la corona de San Eduardo, la cual se enfundó El Rey en Westminster. ¡Seguro que estaba muy rica!
