Iñaki Urdangarín ha ingresado esta mañana en la cárcel de mujeres de Brieva, en Ávila. El cuñado del rey estará en este centro escogido, entre otras razones, por tener un pabellón especial con cinco celdas, patio propio, comedor o salas de vis a vis. Un pabellón que años atrás ya vio a otro preso ilustre, el exdirector de la Guardia Civil, Luis Roldán. Cuando él estuvo, sin embargo, se quejó de que hacía demasiado frío. Ahora, el marido de la infanta Cristina no tendrá problemas térmicos. Se han invertido más de un millón de euros en renovar la calefacción del centro.

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Su estancia en la prisión, donde tendría que estar más de cinco años, supone el primer ingreso en un centro penitenciario de un miembro de la familia real española. Una familia a quien últimamente está atando más en corto que nunca el diputado de ERC en el Congreso, Gabriel Rufián.

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Hace unos días, hizo un sangrante comentario después de saberse la noticia del acogimiento de refugiados del Aquarius. ¿El destinatario? El rey Felipe, a quien "invitó" a acoger a los centenares de personas en el Salón del Trono del Palacio Real de Madrid, un lugar diáfano y donde seguro que no hay problemas de espacio.

Ahora el diputado ha vuelto a poner el foco en la familia real. El cuñado del rey está en chirona, pero Rufián tiene la mosca tras la oreja y desconfía de lo que puede pasar a partir de ahora:

Rufián se ve venir un efecto acción-reacción y se pregunta qué moneda de cambio se utilizará para compensar una "ofensa" en el corazón de la monarquía y la unidad de España como es el ingreso en prisión del marido de la infanta. Un comentario que no ha pasado desapercibido en la red, donde se ha creado un caldo de cultivo para soltar la bilis:

Mientras tanto, Rufián sigue llevando la cuenta de los días del nuevo gobierno de Pedro Sánchez y las "9 personas secuestradas en Estremera, Soto del Real y Alcalá Meco. Veremos mañana".