Ya en Balmoral, la residencia de verano de la realeza británica, la Familia Real se reúne para disfrutar de sus vacaciones. Sin embargo, tras la fachada de armonía y unidad, una estricta norma se mantiene vigente: los príncipes George, Charlotte y Louis de Gales, hijos del príncipe Guillermo y Kate Middleton, no compartirán la mesa con los adultos, incluso en esta ocasión. El ex chef real Darren McGrady, con 15 años de experiencia sirviendo a los Windsor, ha revelado que, a pesar del fallecimiento de la reina Isabel II, la Familia Real sigue al pie de la letra una regla que limita la presencia de los pequeños en la mesa.

De acuerdo con McGrady, “a los niños no se les permite sentarse con los adultos hasta que dominen el arte de la conversación cortés”. Según el chef, esta regla se aplica en todas las residencias de la Casa Windsor, incluido el Palacio de Buckingham. Incluso durante festividades como Navidad, los pequeños herederos deben esperar hasta cumplir la mayoría de edad para participar en la conversación adulta. La medida se toma para evitar posibles situaciones incómodas debido a la inexperiencia y falta de conocimiento de los pequeños sobre el protocolo real.

Más que una formalidad: la precaución detrás de la norma

¿Por qué esta rigurosa norma de no permitir a los jóvenes príncipes sentarse a la mesa con sus padres? La respuesta reside en la prevención. Si bien los príncipes George, Charlotte y Louis son sin duda encantadores y educados, aún carecen de la experiencia necesaria para comportarse en situaciones formales de la magnitud de una visita de algún jefe de Estado o de representantes de otras Casas Reales. La realeza británica busca evitar momentos incómodos que puedan surgir de una acción aparentemente inocente, pero inapropiada. La restricción se basa en la idea de que los niños podrían no ser conscientes de las sutilezas del protocolo y podrían cometer errores involuntarios, resultando en situaciones comprometedoras para ‘la firma’.

Más allá de la mesa: directrices reales para los niños de la Casa Windsor

Este protocolo no es único en su tipo. La realeza británica ha establecido una serie de pautas que los jóvenes príncipes deben seguir. Además de la prohibición de sentarse junto a los adultos, se espera que los niños realicen al menos una hora de juego al aire libre cada día, independientemente de sus actividades. Louise Heren, autora de Nanny in a Book, revela que esta práctica ayuda a que los niños estén en contacto con la naturaleza y aprendan a cuidarla. “Debe haber mucho juego al aire libre. Muchos paseos en bicicleta, jugando con sus perros, potencialmente algo de jardinería, por lo que aprenderán a plantar y estarán en contacto con la naturaleza”.

En Balmoral, junto con los príncipes de Gales y sus hijos, también disfrutan de las vacaciones Savannah e Isla, hijas de Peter Phillips, y los tres hijos de Zara y Mike Tindall, Mia, Lena y Lucas. No cabe duda de que esta reunión real está marcada por la tradición, el esplendor y las reglas que, aunque pueden parecer peculiares para algunos, forman parte integral del mundo de la monarquía británica.