Mientras la salud de Carlos III sigue en el ojo del huracán, todas las miradas se posan sobre el príncipe George, el segundo en la línea de sucesión al trono británico. Y es que este joven, de tan solo 11 años, ya está muy cerca de ver cómo su vida dará un giro monumental, asegurándole un lugar privilegiado en la historia y, por supuesto, en las finanzas del Reino Unido. Y es que, cuando su padre, el príncipe Guillermo, asuma el trono, George no solo se convertirá en príncipe de Gales, sino que también tomará el título de duque de Cornualles, un título nobiliario que trae consigo una herencia que quita el aliento: más de 1.200 millones de euros.
La salud de Carlos III acelera los planes de la monarquía
El actual monarca, Carlos III, no atraviesa su mejor momento. Según diversos medios, el rey sigue en tratamiento contra el cáncer, mientras que su esposa, Camila Parker Bowles, ha enfrentado problemas respiratorios recurrentes. Ante esta situación, las especulaciones sobre un cambio inminente en el trono británico no cesan. Fuentes cercanas a la familia real aseguran que Kate Middleton, actualmente en remisión y habiendo superado el cáncer, y el príncipe Guillermo ya están preparándose para asumir roles más activos como futuros soberanos. Pero lo que realmente ha generado revuelo es el impacto que este cambio tendría en el pequeño George, quien heredará el vasto y lucrativo Ducado de Cornualles, una de las joyas económicas más preciadas de la realeza británica.
Un ducado que rebosa riqueza y poder
El Ducado de Cornualles no es solo un título. Se trata de un portafolio de propiedades e inversiones de más de 1.288 millones de euros, según Forbes. “El alcance de lo que heredará es realmente impresionante. La amplia cartera de propiedades y terrenos se extiende por 23 condados de Inglaterra y Gales e incluye el Oval Cricket Ground y 67.000 acres de Dartmoor. Lo convertirá en el mayor terrateniente del Reino Unido”, afirman desde la revista ‘Hello!’.
Entre sus activos más notables se encuentra Poundbury, un innovador desarrollo urbano situado en las afueras de Dorchester. También incluye varias casas de vacaciones y una elegante mansión en el codiciado barrio de Kennington en Londres. Además, cuenta con más de 270 monumentos históricos entre Dartmoor y las Islas Sorlingas, así como la mayoría de la propiedad en la región y Highgrove House, la residencia familiar que abarca miles de hectáreas cultivables.
Además, este ducado incluye bienes insólitos como playas, bosques, estuarios y hasta derechos sobre actividades comerciales y territoriales, como cruces de ríos, peajes y hasta permisos de sepultura. Estas operaciones generan ingresos anuales de más de 22 millones de euros, libres de impuestos, para el titular del ducado. Por si fuera poco, el príncipe George, cuando llegue el momento, también podría gestionar activos históricos que datan de los siglos XI y XII, consolidando su posición como uno de los jóvenes más ricos del Reino Unido. Por ahora, mientras su abuelo lucha contra su delicado estado de salud y la transición al trono se vislumbra cada vez más cerca, el príncipe George se mantiene al margen de los focos. Sin embargo, una cosa es segura: su destino está sellado, y con él, una fortuna espectacular que garantizará su futuro y el de la Corona británica.