Pocas personas hay en España con más jeta, más cachondearse en la cara de todo el mundo, que el rey Juan Carlos. El emérito, no sólo tiene los santos borbones de presentarse al funeral de la reina Isabel II en Westminster, teniendo las causas judiciales que tiene, habiendo tenido que marcharse de su país con el rabo entre las piernas y con la sombra de comportamientos polémicos encima de su cabeza, sino que además, cuando hace acto de presencia, no tiene la mínima decencia para estarse calladito, tranquilito, discretito y sin dar la nota. Él, como siempre, se ha hecho el digno antes de ir a Inglaterra, y ante los intentos de Zarzuela de evitar una imagen de él mismo al lado de su hijo: "Yo no he matado a nadie", ha dicho, sin recordar qué pasó con una escopeta y su hermano cuando los dos eran pequeños. Comentarios aparte, y como es más chulo que un ocho, al recibir la invitación para asistir al funeral por la reina Isabel II, en vez de rechazar ir, ha sido el primero en lucir palmito.
🔴 Funeral de la reina Isabel II | DIRECTO
Pero es que la cosa no acaba aquí. Porque, ¿adivinan dónde y con quién se ha sentado? ¡Bingo! A su derecha, su mujer, la reina Sofía, la que lo detesta y con quien no se habla después de haberle puesto los cuernos con todo quisqui. ¿Y a su izquierda, quién dirían? ¿Su hijo Felipe? No. Felipe estaba un asiento más allá. Porque justo al lado tenía otra mujer que lo detesta, que nunca se ha escondido de dejar claro que no lo soporta: la reina Letizia. El cuadro era maravilloso. Los cuatro ya coincidieron este domingo por la tarde en la recepción que ofreció el rey Carlos III a todos los dignatarios que se han desplazado a Londres por el funeral de la que fue reina durante siete décadas, pero estaba la incógnita de que pasaría este lunes.
El mejor momento de la velada ha tenido lugar en un momento donde Juan Carlos se debe haber pensado que estaba de jarana con los sus amigotes de Sanxenxo, zampándose unos vinitos y unos percebes, y no en medio del funeral por la reina más emblemática del siglo XX y parte del XXI. Porque en un momento determinado, tal como destaca la gran Pilar Eyre en un tuit, el Borbón se ha partido la caja, se ha desorinado, en definitiva, se ha descojonado. Un gesto indecente e impropio, pero que liga con cómo es el personaje: que todo le resbala. A su lado, imagen impagable con la cara de Letizia, todo un poema, sacando fuego por las muelas y con ganas de que este lunes, aparte del de Isabel II, hubiera estado bien que hubiera habido algún otro funeral real...
Aquí pasándolo bien. (La cara de Letizia). pic.twitter.com/Ng8vbaqJS3
— Pilar Eyre (@pilareyre) September 19, 2022
"¿Quién puede defender esto? La mirada de Letícia és matadora", ha dicho la periodista y escritora en el Tot es mou de TV3. Después del funeral, Felipe VI tiene previsto ir al Castillo de Windsor donde Carlos III ha invitado a las casas reales asistentes al funeral a asistir a la ceremonia religiosa post sepelio de Isabel II. La Casa Real ha precisado que los Reyes han aceptado la invitación, si bien la Reina Letizia podría no ir finalmente ya que tiene previsto volar a Nueva York en un vuelo comercial para participar en una serie de compromisos. La Reina Sofía también ha aceptado la invitación, por lo cual se desplazará a Windsor junto con Felipe VI, no lo hará Juan Carlos I, que "ha declinado la invitación", han precisado desde Zarzuela... Mejor, deben pensar... No fuera que vuelva a orinarse de la risa allí en medio y se le caiga la cara de vergüenza a Sofía y Felipe.