En un recuerdo nostálgico que nos transporta a la década de los 60, recordamos la entrevista exclusiva de la revista ‘Lecturas’ en la que Grace Kelly, la icónica actriz de Hollywood convertida en princesa de Mónaco, compartió detalles fascinantes sobre su vida en el Principado en 1968. En esa época, la esposa del príncipe Rainiero era un libro abierto y los misterios de la realeza parecían estar a la vista de todos. Pero hoy, 55 años después, con Charlene Wittstock ocupando el mismo lugar, el hermetismo y el secretismo son moneda corriente en Mónaco.

A diferencia de Grace, la princesa Charlene ha sido una figura misteriosa desde su llegada a la realeza monegasca. Hace dos años, desapareció de la vida pública y las explicaciones oficiales sobre su ausencia dejaron más preguntas que respuestas. Se mencionaron problemas de salud, cirugías fallidas e incluso depresión y adicción a los somníferos, pero todo esto se reveló meses después cuando se descubrió que estaba confinada en una clínica de rehabilitación en Suiza. En comparación, la accesibilidad de Grace era asombrosa, y su relación con la prensa y el público era mucho más abierta.

Contrastando paladares de las consortes de Mónaco

En la mencionada entrevista con ‘Lecturas’, Grace Kelly compartió detalles de sus comidas en el Palacio Grimaldi. Aunque no cocinaba, ella sugería los platos y tenía un equipo de cocina dedicado a complacer sus gustos. "Desde hace 12 años tengo a Charles como jefe de cocina y a Pioche, el segundo cocinero, que saben bien lo que me gusta. Adoro los platos del Midi y también el 'boeuf bourguignon (un guiso de ternera cocinado con vino tinto)'", reveló Grace. “En verano, encargo muy a menudo un bufé frío que se dispone cerca de la piscina y almorzamos en el jardín mientras nos bañamos”, agregó.

La alimentación de Grace Kelly y la de Charlene Wittstock podrían considerarse polos opuestos. Mientras Grace disfrutaba de platos tradicionales como el desayuno inglés completo, con salchichas y bacon, Charlene se inclina hacia una dieta vegetariana y, en ocasiones, pescetariana, basada en verduras, legumbres y granos, evitando los productos de origen animal. Se desconoce si su elección dietética está motivada por razones éticas o por su pasado como deportista de élite, pero siempre solicita a sus chefs que preparen comidas libres de sufrimiento animal.

Los sabores de la Navidad

Así que, mientras Grace Kelly anhelaba su 'boeuf bourguignon', Charlene Wittstock tiene una predilección por los platos de pescado. Durante las festividades, no faltan en su mesa verduras frescas de temporada y platos de bacalao. Su favorito es el Brandamincium, un guiso de bacalao con cebolla y ajo, típico de la Navidad y la Cuaresma. Además, en las pasadas fiestas, Charlene y sus invitados disfrutaron de Barbagiuan, un plato "cruelty-free", vegetariano, hecho con masa de harina rellena de acelgas y queso ricotta.

Las diferencias entre Grace Kelly y Charlene, tanto en sus preferencias alimenticias como en su nivel de privacidad, son evidentes. Mientras que Grace era una figura más accesible que compartía  su amor por la comida tradicional y gourmet con el público, Charlene ha mantenido un perfil bajo y una dieta vegetariana para defender su compromiso con la lucha por el bienestar de los animales, representando una princesa más moderna y consciente del medio ambiente, pero más distante con el pueblo monegasco.