Juan Carlos ya hace tiempo que se pasa por el forro las recomendaciones de palacio de estarse quietecito y sin hacer ruido en Abu Dhabi, para no manchar la imagen de la monarquía española. Desde que su hijo Felipe y su nuera Letizia le dieron la patada para que no tocara las narices ni molestara, el emérito no ha parado de insistir en su inocencia y pedir día sí, día también que él no ha hecho nada y que quiere volver a instalarse en casa, en Zarzuela, en Madrid. Pero de momento, todo son negativas en este sentido, la última, cuando fue a la capital española para asistir a dos funerales y al cumpleaños de su nieta Victoria Federica, cuando no le dejaron ir a dormir a Zarzuela y tuvo que hacer noche en el hotel Four Seasons de Madrid.
Pero a pesar de las indirectas directísimas, que cualquiera con dos dedos de frente pillaría, Juan Carlos sigue dejándose caer por España, cada vez de manera más continuada e indisimulada. Quizás Juan Carlos no vive en España, pero no lo parece. Se pasa más tiempo en Sanxenxo o Madrid que en los Emiratos, donde solo va para poner lavadoras y tener la ropa limpia. El Borbón debe tener un bonus para viajar a Galicia, porque cada dos por tres está, acogido por sus amiguitos. Y ahora amenaza con la estancia más larga que se le recuerda. Juan Carlos volverá a Sanxenxo el próximo lunes 23 de septiembre, donde disfrutará de regatas y de comidas y cenas con amigos palmeros como Pedro Campos. Y atención porque según Monarquía Confidencial se estará hasta el 6 de octubre.
Juan Carlos presidirá la 9ª regata 'Rey Juan Carlos', “El emérito está feliz. Quiere disfrutar de los suyos el mayor tiempo si es posible, y, si es en España, mejor”. Cada vez que Juan Carlos visita España le recoge Campos y se lo lleva a su casa, donde se aloja. Y tiene pinta que será así a largo plazo: “La búsqueda de una vivienda adaptada a sus necesidades está paralizada. Campos le ha invitado a seguir quedándose en su domicilio todas las veces que necesite”. Ahora parece que a Felipe no le fastidia tanto que su padre vuelva a dejarse ver de manera tan evidente y repetida, cuando menos, si lo comparamos con épocas pasadas, "como sí ocurrió en las primeras ocasiones, cuando la manera de proceder del emérito no agradó en Palacio y generó fricciones entre padre e hijo".
Esta próxima visita de Juan Carlos en Galicia comportará movimientos. Movimientos de miembros de seguridad que velen por la seguridad, y nunca mejor dicho, del Borbón. Según el mencionado medio, diferentes miembros del equipo de seguridad de Zarzuela, diez guardias civiles, son enviados a Pontevedra durante las estancias de Juan Carlos para dar apoyo a la pareja de la benemérita que llevan con el emérito todo el tiempo a su lado. Un grupo de escoltas que cuando llegan allí y se preparan para la llegada del padre de Felipe, lo hacen repitiendo siempre una misma manera de referirse a él. Miren qué dicen entre ellos cuándo Juan Carlos está a punto de llegar: “Ya viene el abuelo, otra vez. Lo hablan entre ellos, en petit comité. Es una forma cariñosa que tienen de nombrarle”. Será todo lo cariñosa que quieran, pero no parece una manera muy respetuosa de dirigirse a él.
Diez guardias civiles que se alojan en diferentes hoteles próximos a la casa de Pedro Campos por la facilidad para ir rápido en caso de urgencia. El citado medio recuerda que hace unos meses fueron testigos "de que algunos de los guardia civiles desplazados desde Madrid mostraron disconformidad con las horas interminables de servicio que les tocaba, y por las rutas que realizaban tras la llegada de don Juan Carlos al municipio. Ayer terminamos a las siete de la tarde, pero hoy pinta que hasta medianoche no acabamos, y eso no puede ser”... De hecho, sintiendo eso, sorprende que ahora solo se refieran a él solo como "que viene el abuelo"... Probablemente la palabra "abuelo" viene acompañada de algún adjetivo...