La situación dentro de la familia real británica se ha vuelto cada vez más tensa y dramática con las últimas noticias sobre la salud de Carlos III. El monarca se enfrenta a un diagnóstico devastador: su cáncer ha avanzado a un ritmo alarmante, y los pronósticos médicos son claros: Carlos III no viviría más de un año. Esta realidad ha provocado una gran preocupación en su entorno más cercano.

Ante este panorama, el príncipe Guillermo, el hijo mayor de Carlos, ha tomado una decisión importante. A sabiendas de que el tiempo que queda es cada vez más corto, el heredero ha hablado con su hermano menor, Harry, pidiéndole que haga las paces con su padre antes de que sea demasiado tarde.

Guillermo y Harry
Guillermo y Harry

El príncipe Guillermo interviene para limar asperezas

A lo largo de los últimos años, la relación entre los dos hermanos ha estado marcada por la distancia, las tensiones y las diferencias, especialmente desde que Harry y su esposa, Meghan Markle, decidieron dejar sus responsabilidades dentro de la familia real en 2020. Las declaraciones públicas y los documentales posteriores no ayudaron a sanar esas heridas. Y la misma suerte ha corrido la relación entre Carlos y Harry, incluso en un nivel superior de desencuentro.

Guillermo, consciente de la fragilidad de la situación, ha considerado que las disputas familiares deben dejarse atrás para que, al menos en los últimos meses de vida de su padre, haya un intento de reconciliación. Una petición que no es casualidad. Es un deseo expreso de Carlos III. El rey, en sus últimos días, ha expresado su deseo de lograr la paz con Harry antes de su partida, y ha solicitado a Guillermo que sea el mediador en este proceso de reconciliación.

Guillermo y Carlos III
Guillermo y Carlos III

Carlos III es quien ha pedido a Guillermo que intervenga

Sin embargo, la situación no es sencilla. A pesar del delicado momento y de la cercanía de la tragedia, la relación entre Harry y su padre sigue siendo complicada. Desde que abandonaron la realeza, Harry y Meghan han mantenido una actitud desafiante hacia la familia real, lo que ha generado tensiones que no han desaparecido con el paso del tiempo.

La otra gran dificultad radica en la postura de Meghan Markle, quien sigue ejerciendo una fuerte influencia sobre las decisiones de Harry. Meghan, al igual que su esposo, ha rechazado cualquier intento de reconciliación con la familia real británica. Para ella, un acercamiento sería como un retroceso en su lucha por la independencia y en su distanciamiento de las estructuras monárquicas que consideran tóxicas tanto para ella como para el resto de la familia, incluidos sus hijos, Archie y Lilibet.