Las recientes noticias sobre la delicada salud del rey Carlos III no son buenas. El monarca, que enfrenta un cáncer avanzado, habría recibido un pronóstico desolador: no le queda más de un año de vida. Esta situación ha sacudido los cimientos de la Casa Real y ha impulsado al príncipe Guillermo a dar un paso que, hasta ahora, parecía impensable.
En un gesto cargado de humanidad y urgencia, Guillermo ha contactado directamente con su hermano Harry. Lejos de reproches o tensiones pasadas, su mensaje ha sido claro. Le ha trasladado que el tiempo se agota, su padre se está muriendo. Pero la petición no se limita solo a él: el heredero ha rogado a Harry que traiga a Londres a sus hijos, Archie y Lilibet, para que su abuelo pueda conocerlos y compartir con ellos un último momento de conexión antes de que sea demasiado tarde.

Carlos III quiere compartir tiempo con su hijo Harry y sus nietos Archie y Lilibet
Desde su nacimiento, los hijos de Harry y Meghan Markle han estado alejados de la familia real. Meghan tomó la decisión de protegerlos del entorno monárquico, al que ha calificado en múltiples ocasiones como un espacio hostil y perjudicial. Las disputas internas, los escándalos públicos y la presión mediática han sido razones más que suficientes para mantener a Archie y Lilibet al margen de Buckingham Palace.
Sin embargo, ante la inminencia de la tragedia, incluso Carlos III ha roto su habitual discreción, y le ha pedido a Guillermo que actúe como mediador, sabiendo que su voz es, quizás, la única que Harry todavía está dispuesto a escuchar. El rey, que ha tenido una relación fría y tensa con su hijo menor desde el famoso “Megxit”, siente la necesidad de despedirse como padre y como abuelo, y quiere hacerlo rodeado de su familia completa.

Meghan Markle es el gran obstáculo en la posible reconciliación
La reconciliación, no obstante, se presenta complicada. Las heridas entre Harry y su padre no han cicatrizado, y la influencia de Meghan Markle sigue siendo determinante. Ella ha mostrado resistencia a cualquier acercamiento, considerando que volver al entorno real sería una traición a sus principios y una amenaza al bienestar emocional de sus hijos. Para Meghan, las estructuras monárquicas son tóxicas, y no está dispuesta a que sus hijos se vean arrastrados a ese mundo.
A pesar de todo, el mensaje de Guillermo no ha sido ignorado. Harry se encuentra dividido, golpeado por la noticia de su padre, pero también presionado por su realidad familiar en California. Por ahora, no hay una respuesta definitiva, pero la cuenta regresiva ha comenzado.