El príncipe Harry y Meghan Markle siguen trabajando en la consolidación de su autonomía en Estados Unidos mediante su fundación Archewell. Recientemente, la entidad obtuvo una generosa contribución de cinco millones de dólares de un donante anónimo, una cifra que representa un significativo apoyo para sus proyectos de beneficencia. Este respaldo financiero se presenta en un momento crucial, posibilitando que la fundación continúe a pesar de las constantes críticas por la ausencia de transparencia y resultados palpables en sus operaciones.

Además de esta significativa contribución, otros cinco donantes aportaron 335.000 dólares extra, reforzando aún más las finanzas de Archewell.  Algunos han visto estos ingresos como una demostración de confianza en la misión filantrópica de la pareja. No obstante, otros piensan que las contribuciones representan más un respaldo a las personalidades públicas que al verdadero efecto de sus iniciativas.

Dentro de los recientes beneficiarios de Archewell, sobresale un centro de salud establecido por Ashley Biden, hija del mandatario de Estados Unidos, Joe Biden. Este lazo ha provocado rumores acerca de posibles tácticas de los Sussex para consolidar su posición en California, especialmente en medio de rumores vinculados con problemas relacionados con el visado de Harry, debido a revelaciones en sus memorias acerca del uso de sustancias recreativas.

Tensiones con la familia real

Pese a estos progresos en el sector financiero, el vínculo de Harry y Meghan con la familia real del Reino Unido continúa siendo inestable. Por sexto año consecutivo, la pareja no ha obtenido una invitación oficial para participar en las festividades de Navidad en Sandringham, un acontecimiento que tradicionalmente se reserva para los integrantes más próximos de la monarquía. Esta separación evidencia la intrincada interacción entre los Sussex y el resto de los Windsor.

Desde que decidió dejar sus roles reales en 2020, las tensiones no han dejado de incrementarse, en particular después de la publicación de las memorias de Harry, que desvelaron aspectos íntimos de su vida familiar y pusieron en duda la institución monárquica. No obstante, la pareja parece estar determinada a trazar su propia ruta. De acuerdo con fuentes próximas, pasarán la Navidad en su exótica mansión de Montecito, valorada en 23 millones de dólares, en compañía de amigos íntimos y alejados del rigor que caracteriza las reuniones familiares auténticas.

Un equilibrio complicado

El logro de la reciente donación evidencia que Archewell posee la capacidad de captar un respaldo considerable, pero también resalta los retos de balancear su reputación pública con las metas de la fundación. A medida que Harry y Meghan buscan afianzar su influencia en el sector filantrópico, el peso de las expectativas y las críticas continúa siendo un hecho constante. El alejamiento emocional y geográfico con la familia real genera interrogantes acerca del porvenir de su vínculo con la monarquía. ¿Podrán reconciliarse algún día, o continuarán progresando por rutas distintas? Entre tanto, los Sussex parecen centrarse en evidenciar que pueden preservar su autonomía e influencia, a pesar de que el costo sea mantenerse distanciados de sus verdaderas raíces.