Hace unos meses, el príncipe Harry y Meghan Markle desalojaron su residencia oficial en el Reino Unido, Frogmore Cottage, por orden del rey Carlos III. A pesar de que la reina Isabel II les había cedido la propiedad en 2018 y ellos la habían renovado con gran esmero, el actual monarca determinó que su hijo en el exilio debía hacer uso de esta residencia real. Además, se rumoreó que intentó persuadir a su polémico hermano, el príncipe Andrés, para que abandonara la residencia de Royal Lodge y se mudara a Frogmore Cottage, aunque esta maniobra finalmente no se llevó a cabo.

El príncipe Harry, desde ese momento, ha estado en busca de una nueva propiedad en el Reino Unido que pueda servir como su base de operaciones en su tierra natal y en otros lugares de Europa. La necesidad de un lugar propio se ha vuelto aún más evidente después de que, en septiembre pasado, el príncipe Harry se viera enfrentado a un obstáculo inesperado. Y es que, cuando el duque de Sussex intentó pasar una noche en una de las residencias institucionales de Londres para asistir a los premios WellChild, su solicitud fue denegada. El personal real se encontraba en Escocia en ese momento, acompañando a Carlos III en sus vacaciones en Balmoral, lo que hizo que la pernoctación en una residencia oficial en Londres fuera imposible, además de que Harry no había enviado una “solicitud formal” para poder alojarse en una de las residencias reales.

Harry, en busca de un refugio real en Londres

Esta situación tensó aún más las relaciones entre el príncipe Harry y el monarca. Además, se planteó una pregunta crucial: ¿Debería el príncipe contar con una propiedad permanente en Londres? Sin embargo, se sabe que, al no ser miembro activo de 'La Firma' y no estar bajo la protección oficial de un recinto real, esto podría ser complicado. Pese a estas dificultades, fuentes cercanas al príncipe Harry han revelado que este insiste en la necesidad de contar con una residencia en el Reino Unido. Esto se debe en gran parte a las actividades y compromisos que aún mantiene en el país. No obstante, su insistencia no parece ser compartida por su esposa, Meghan Markle, quien no tiene intención de regresar a Londres a menos que sea estrictamente necesario.

Desavenencias matrimoniales al descubierto

La revista ‘OK!’ ha obtenido información de una fuente cercana a la pareja que sugiere que existe una gran división entre Meghan Markle y el príncipe Harry. A pesar de los esfuerzos por negar las tensiones, la pareja ha enfrentado desafíos en su relación. Recientemente se escaparon a la isla caribeña de Canouan en San Vicente y las Granadinas para disfrutar de un retiro romántico. Sin embargo, fuentes sugieren que las diferencias están lejos de desaparecer.

Lo más sorprendente es la firme determinación del príncipe Harry de seguir adelante con sus planes, a pesar de la oposición de su esposa. Además, el duque de Sussex no descarta solicitar puntualmente a su padre el uso de un apartamento en St. James o Kensington, ya que todavía es uno de los Consejeros de Estado. Sin embargo, su deseo principal es tener una residencia en Londres que sea de su propiedad, sin tener que dar explicaciones a nadie.