Desde que el príncipe Harry y Meghan Markle anunciaron su decisión de apartarse de sus responsabilidades reales en enero de 2020, el público ha estado observando cada paso de la pareja. En lugar de personificar una modernización encantadora dentro de la realeza británica, su comportamiento posterior al ‘Megxit’ ha generado una gran controversia, ya que su imagen se ha convertido en una especie de culto a la personalidad que parecía estar en conflicto con su supuesto compromiso con el medio ambiente, uno de los pilares principales del reinado de Carlos III de Inglaterra.

Para nadie es un secreto que los Sussex optaron por la vía más fácil, transformando su vida supuestamente "desafortunada" en una plataforma para obtener fama y riqueza. Sin embargo, esta vida opulenta de “celebridad hollywoodense” choca por completo con la imagen ecológica y humanitaria que pretendían proyectar tras su salida de la Casa Real. Ahora que su relevancia ha disminuido considerablemente, nadie está dispuesto a pasar por alto su conducta, así que cada uno de sus movimientos se examina detenidamente.

La imagen eco-friendly de los Sussex en entredicho

Y es que, a pesar de sus declaraciones sobre la importancia de cuidar el medio ambiente, las acciones de la pareja han sido cuestionadas por su falta de coherencia. Viajes en jet privado, asistencia a eventos cuestionados desde el punto de vista medioambiental y lujosas escapadas a destinos exóticos, como su reciente viaje a la isla Canouan en el Caribe, han provocado la indignación de los ecologistas y un sinfín de críticas por parte de la opinión pública, lo que los ha llevado a ser calificados de hipócritas y falsos en Estados Unidos. .

Además, recientemente, Harry y Meghan Markle fueron vistos en Nueva York en un convoy de siete coches para recorrer tan solo setenta metros. Esta escena tuvo lugar después de la ceremonia de clausura de los Juegos Invictus, en la que los duques de Sussex participaron en una conferencia sobre salud mental. Argumentaron que su seguridad era la razón para el uso excesivo de vehículos, pero esta excusa no convenció a muchos.

Crítica mediática y cuestionamiento constante

Los medios de comunicación y los internautas a través de las redes sociales han criticado la conducta hipócrita de la pareja, que se declara ferviente defensora de la preservación ambiental. La revista ‘Point de Vue’ tituló un artículo reciente con la frase "Harry y Meghan ya no saben existir", cuestionando si la vida privada de los duques de Sussex puede considerarse ecológica y en línea con la sensibilidad que han expresado públicamente. Esto se debe a que, si observamos los titulares de los años en los que los Sussex han estado en California, sus hábitos están lejos de contribuir a la lucha contra el cambio climático o la reducción de la contaminación que afecta a los océanos. Sus acciones no se consideran simples caprichos aislados, sino que han generado preocupación constante en la comunidad ecologista. La actitud de Meghan Markle y el príncipe Harry, vista por muchos como más cercana al "greenswashing", es decir, una conciencia ecológica superficial o falsa, en lugar de un compromiso moral genuino, los coloca continuamente bajo escrutinio público.