Lo que comenzó como un emotivo homenaje del príncipe Harry y Meghan Markle hacia la reina Isabel II, se ha convertido en una sorprendente disputa familiar dentro de los muros del Palacio de Windsor. La elección de llamar a su hija Lilibet ha desencadenado un conflicto que hasta ahora se mantenía fuera del ojo público, revelando tensiones inesperadas en la relación entre el hijo pequeño de Carlos III y su abuela.
Según el biógrafo de la fallecida monarca, Robert Hardman, Isabel II estaba "más enfadada que nunca" cuando se enteró de la decisión de Harry y Meghan de nombrar a su hija Lilibet. Un miembro del personal de Palacio confesó a Hardman que Su Majestad no había tomado bien la elección de este nombre para la pequeña. El disgusto de la reina se intensificó cuando el príncipe Harry afirmó públicamente que contaba con su aprobación para usar este nombre, dado que Lilibet es el apodo familiar con el que los cercanos a la reina Isabel II se referían a ella desde su infancia.
El significado detrás de Lilibet: un apodo cargado de historia
Este apodo, según se dice, fue otorgado por su padre, el rey Jorge VI, y era la manera afectuosa en que la llamaba. Se cuenta que la reina tenía dificultades para pronunciar correctamente su propio nombre, 'Elisabeth', y en un gesto juguetón, el rey Jorge V comenzó a imitar su peculiar manera de balbucear, terminando por referirse a ella de la forma más corta y entrañable posible. Desde entonces, en su círculo más cercano, este apodo se convirtió en la forma afectuosa de llamarla. Incluso nuestro actual rey, Felipe VI, solía hablar de ella como su "querida tía Lilibet".
La verdad detrás del descontento de Isabel II
Ahora bien, cuando el duque de Sussex eligió el nombre Lilibet para su hija, afirmó que había hablado con la soberana y que a ella le pareció perfecto. Sin embargo, esta elección generó controversia desde el principio, ya que las versiones difieren en cuanto a si el hijo menor de Carlos III solicitó formalmente el permiso de Isabel II para utilizar este nombre. Según la BBC, no se llegó a realizar tal petición formal. Sin embargo, algunos medios sostienen que sí hubo una conversación telefónica entre ambos, pero la monarca, por diversas razones, no se sintió capaz de negar la elección de Harry cuando este le preguntó si había algún inconveniente en llamar así a su hija.
A pesar de las versiones contradictorias, un portavoz de la pareja afirmó posteriormente que los Sussex nunca habrían utilizado el nombre de Lilibet si Isabel II no hubiera dado su aprobación. Según un comunicado, "El Duque habló con su familia antes del anuncio y, de hecho, fue su abuela con la primera que charló". Sin embargo, estas afirmaciones fueron puestas en tela de juicio por el escritor Robert Hardman, quien, según su última obra sobre la monarquía británica y sus declaraciones en el ‘Daily Mail’, reveló que Isabel II no recibió con agrado la noticia y mostró un claro descontento al no haber sido consultada en este asunto. A pesar de todo, la niña de dos años y medio responde al nombre de Lilibet Diana, un emotivo tributo de Harry tanto a su abuela como a su madre, la princesa Diana.