El pasado viernes 16 de junio gran parte de la familia real, a excepción de Letizia y Felipe y sus hijas Leonor y Sofía, se reunieron para celebrar la mayoría de edad de Irene Urdangarin en su acto de graduación. La infanta Cristina organizó esta fiesta para su hija, que contó con la presencia de sus tres hermanos, su padre Iñaki Urdangarin, su abuela paterna, Claire, sus abuelos maternos, Juan Carlos y Sofía, su tía Elena y sus primos Victoria Federica y Froilán. Cientos de medios de comunicación se congregaron a las puertas del lujoso hotel Four Seasons de Ginebra en el que se hospedaron la noche anterior, cubiertos todos los gastos por el emérito como regalo a su nieta. La familia intentó que no apareciese ninguna fotografía comprometida. Sabían que Iñaki Urdangarin iba a ser el protagonista del acto por su divorcio con la infanta Cristina así que le intentaron evitar a toda costa. A la salida del hotel, o del restaurante, incluso en la graduación ni un solo saludo ni acto de una cordial relación. Él fue por libre en todo momento. De hecho, durante la celebración del acto, el exduque de Palma se sentó completamente solo en la segunda fila, mientras que la familia estaba en la primera.
Miguel e Irene Urdangarin son quienes peor lo han pasado con la ruptura de sus padres. No entienden como se han separado, pero mucho menos como Iñaki no ha sido claro con Cristina y ha preferido engañarla con otra mujer, toda una humillación y una mala enseñanza para sus hijos. Han visto llorar a la infanta desconsolada. No se lo perdonan. Sin embargo, Pablo es el más conciliador de todos. El portavoz de la familia ha mostrado una buena relación tanto con su madre como con su padre, a pesar de lo que haya sucedido entre ellos. “Son cosas que pasan”, explicó a la prensa sin decir nada más. Y por otro lado encontramos a Juan, el primer hijo de la familia que siempre ha estado al lado de su padre y se mantiene firme.
Juan Urdangarin, el "hijo rebelde" que pidió salvar a Iñaki Urdangarin
Juan Urdangarin defendió a Iñaki cuando todo el mundo le insultaba por la calle. El caso Noós dañó su imagen y tuvo que ingresar en prisión. Juan Carlos I era conocedor de esa trama, incluso se dice que participe, pero el gozaba de la inviolabilidad. Salvo a la infanta Cristina de la quema, pero tuvo que demostrar que la justicia era igual para todos con el exduque de Palma. Toda una humillación. Desde entonces Juan no ha perdonado a su abuelo que no ayudase a su padre en esos momentos cuando podía hacerlo. Él podría haber cambiado el destino, aunque se saltase las leyes y sacrificase el futuro de la corona. En aquel momento no entendió nada. Es por ello que la relación con su abuelo es casi inexistente. Muy tensa. De hecho, ha sido Juan quien le ha pedido a su madre y a su abuelo que se cumpla con todas las peticiones de Iñaki, sino rompería su silencio él. Según Pilar Eyre, Juan Carlos le dijo a Cristina “Págale, hazlo por tus hijos, que no vaya ‘ese’ ahora con el cuento de la lágrima, pero también para que esté tranquilito, que no nos haga un príncipe Harry y se ponga a escribir sus memorias”.
Tal y como revela Juan Luis Galiacho, Juan, el hijo mayor de los Urdangarin, es el que ha defendido a su padre en este sentido, no tanto en la infidelidad a su madre. “El acuerdo empieza a fraguarse cuando el rey Juan Carlos va a Ginebra y se reúne con los hijos de Iñaki Urdangarin y la infanta Cristina, entre los que se encuentra Juan Valentín, el primogénito, que es el que ha dicho que a su padre hay que pagarle por haber estado en la cárcel, por haberse comido cinco años de cárcel y que su padre merece una pensión para el resto de su vida”.