La muerte del Papa Francisco, ocurrida este lunes a los 88 años, ha conmocionado al mundo entero y ha puesto en marcha los protocolos habituales en estos casos. La basílica de San Pedro en el Vaticano se ha convertido en el epicentro del luto global, con miles de fieles acudiendo para despedir al pontífice que marcó una era. En este contexto, la presencia de la reina Letizia en el funeral de Estado ha generado más inquietud de lo habitual en el seno de la Casa Real.
Aunque la asistencia de Letizia, junto al rey Felipe VI, responde a una obligación institucional, fuentes cercanas a Zarzuela reconocen su preocupación por la actitud que pueda mostrar la reina consorte durante la ceremonia. La razón: la relación distante que Letizia mantiene con la Iglesia católica, una circunstancia que no ha pasado desapercibida para el entorno eclesiástico ni para los medios internacionales.

La indiferencia de la reina Letizia con la Iglesia preocupa en Zarzuela
Letizia, quien antes de su boda con el entonces príncipe Felipe se declaró agnóstica, ha mantenido una actitud reservada y crítica respecto a los actos religiosos. Sus gestos durante eventos litúrgicos han evidenciado un distanciamiento notable. Desde evitar hacer la señal de la cruz hasta no participar de forma activa en las partes más simbólicas de las misas, como la comunión, su actitud ha sido observada con lupa por los sectores más conservadores de la Iglesia.
Este sábado, con la celebración del funeral del Papa Francisco, la situación cobra una especial relevancia. La Iglesia española ha trasladado de forma informal a la Casa Real su deseo de que la reina Letizia mantenga un comportamiento correcto en la celebración. Se espera que cumpla con los protocolos de vestimenta, como el uso del color negro y la mantilla, tradicional en estos contextos, y que evite cualquier gesto que pueda generar polémica o convertirse en noticia viral.

La Iglesia pide a la casa real que Letizia mantenga las formas
No se trata solo de formas. En un momento en que las relaciones entre la Corona y la Iglesia atraviesan un periodo de frialdad, cualquier detalle fuera de lugar podría agravar la tensión institucional. Desde algunos sectores eclesiásticos se insiste en que Letizia representa a una monarquía, y que el respeto a las tradiciones es fundamental para mantener la armonía entre las principales instituciones del país.
Zarzuela, consciente del foco mediático, ha reforzado el asesoramiento protocolario de cara a la ceremonia en Roma. Saben que los ojos de toda España estarán puestos en Letizia, no solo por su figura como reina consorte, sino por el historial de desencuentros con la Iglesia.