La princesa está triste. ¿Qué tendrá la princesa?, se preguntaba el poeta Rubén Darío. Muchos años después de ser escritos estos versos, el 20 de mayo del 2023, tendríamos que cambiarlos y añadir otra palabra: La princesa está alegre. ¿Qué tendrá la princesa?. Y lo que tiene es una graduación bajo el brazo. La princesa Leonor vivió este sábado uno de sus días grandes en el internado de Gales donde durante dos años ha estado estudiando el Bachillerato Internacional. Tocaba despedir a los alumnos de esta hornada, muchos de ellos, royals de sangre azul como ella, y el UWC Atlantic College vistió sus mejores galas para otorgar los diplomas y certificados a los estudiantes como la hija de los reyes, radiante y bien acompañada por sus padres, Felipe y Letizia, su hermana pequeña Sofía y la yaya por parte de madre, una Paloma Rocasolano que no sale en las fotos que facilitó Zarzuela.
Se nota que era un día marcado en rojo en la agenda real porque la cantidad de imágenes y vídeos que proporcionaron al personal fue mucha más que de costumbre. De hecho, en dos años en que la niña ha estado estudiando allí, no facilitaron ni una sola imagen, solo una puñetera foto del día que llegó al castillo. Pero ahora que la joven ya ha acabado sus estudios, pudimos ver muchos momentos del acto. Vimos, pues, los modelitos que llevaba la familia real, con el detalle de unos zapatos con un tacón muy alto por parte de la heredera, que no conseguían, sin embargo, hacer que pareciera más alta que su hermana pequeña.
También vimos la cara deshecha y orgullosa de los padres y de la infanta al ver cómo Leonor salía al escenario a recoger el documento acreditativo. Pero sin duda, el plato fuerte, por inesperado, de todo lo que publicó Casa Real fueron los selfies donde se veía a los padres y sus hijas, cheek to cheek, bien juntitos y sonrientes, mirando al objetivo del móvil de Letizia mientras un fotógrafo real inmortalizaba el momento. La gente que tradicionalmente se llena la boca con los Borbones estaba extasiada y aplaudiendo con las orejas. Por una vez parecía que los Borbones se dejaban el corsé en casa y se dejaban ir, mostrándose un poco más espontáneos de lo que en ellos es habitual. Pero se nota que Letizia y Felipe no tienen mucha práctica en eso de ser espontáneos, ya que, por una vez que hacen un gesto sin tenerlo todo controlado, hacen el ridículo.
¿Por qué? porque no prestaron atención, a la hora de hacerse el selfie, de dónde estaban. En primer plano, evidentemente, las cuatro caras sonrientes de Felipe, Letizia, Leonor y Sofía. Pero fíjense bien con qué hay detrás de ellos en esta foto. Se ha fijado, quién si no, una de las mejores observadoras de la familia real y sus apariciones públicas, la colaboradora habitual de TV3 y experta en imagen de programas como el Tot es mou, Patrycia Centeno. ¿Y es que detrás de los Borbones qué se ve? Detrás de los árboles, ni más ni menos que unos contenedores para echar la basura... Una metáfora humillante de qué piensan muchos ciudadanos y dónde tendría que ir a parar la monarquía española de manera inmediata. En el contenedor verde, ni reciclaje ni nada. Como dice Centeno, ¿no hay nadie en Zarzuela que esté un poco atento?...
Es lo que tiene improvisar, que puedes hacer el ridículo una vez más. Y en eso, los Borbones son especialistas.