Iñaki Urdangarin ha intentado alejarse del foco mediático, pero no lo ha querido hacer con las manos vacías. Ya no tiene escoltas ni periodistas que le sigan 24 horas. Por fin puede vivir en paz junto a Ainhoa Armentia, el amor de su vida junto a sus cuatro hijos. El exduque de Palma aceptó ir a prisión por un trato que hizo con Juan Carlos I. Él no delataría a nadie, pero a cambio una vez saliese de la cárcel se le solucionaría toda la vida.

El exduque de Palma inició hace más de dos años una batalla legal contra la infanta Cristina para conseguir su propósito. Finalmente es Juan Carlos quien se encargó de cubrir todos los gastos. Iñaki pedía dos millones de euros en concepto de indemnización por un libro que le ofrecieron escribir con sus memorias y al que renunció, y 25.000 euros mensuales de por vida. Una cantidad que una vez fallezca el emérito se encargará Cristina de financiarla.

Ainhoa Armentia e Iñaki Urdangarin
Ainhoa Armentia e Iñaki Urdangarin

Iñaki Urdangarin se ha vuelto una persona muy religiosa 

Iñaki Urdangarin se ha aprovechado de la situación, pero su vida en la cárcel no fue fácil. Son unos años que prefiere olvidar. Aunque contó con todas las comodidades y estuvo en un módulo solo en una cárcel de mujeres, el exduque pasaba los días escribiendo sus memorias y confesándose. Se ha sentido completamente solo y ha desarrollado un trastorno mental severo hasta el punto de que sus familiares se preocuparon por él. Todavía sufre secuelas de aquella época.

Desde que ingresó en prisión, Iñaki Urdangarin se ha obsesionado con la religión. Se ha vuelto una persona católica, como la reina Sofía. Reza todos los días y acude a misa todas las semanas. En prisión leía libros religiosos y mostraba una entrega espiritual. Nunca se había interesado por estas creencias. Este comportamiento ha sido interpretado como un mecanismo de escape ante el colapso de su vida tal como la conocía, y ha generado inquietud en quienes lo rodean.

Cristina e Iñaki Urdangarin
Cristina e Iñaki Urdangarin