Si hay algo que Iñaki Urdangarin ha dejado claro en los últimos meses es que su estilo de vida no encaja con la imagen de un hombre arruinado. A pesar de que en varias ocasiones ha asegurado estar pasando por una difícil situación económica, su día a día junto a Ainhoa Armentia parece demostrar lo contrario. Mientras insiste en que su cuenta bancaria no le permite grandes lujos, se le ha visto frecuentando exclusivos restaurantes y viajando a destinos paradisíacos.

Las dudas sobre el origen de su dinero han crecido en los últimos meses, especialmente después de que periodistas como Juan Luis Galiacho revelaran detalles sobre los acuerdos económicos que Urdangarin habría exigido tras su separación de la infanta Cristina. Según estas informaciones, el exduque de Palma habría solicitado una pensión mensual de entre 25.000 y 50.000 euros, además de un pago único de dos millones para guardar silencio sobre ciertos episodios comprometidos de la Casa Real. Aunque ni él ni la familia Borbón han confirmado estos datos, lo cierto es que su tren de vida sugiere que el dinero no es precisamente un problema para él.

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Ainhoa Armentia e Iñaki Urdangarin / Instagram

Las cuentas de Iñaki Urdangarin no cuadran

Una de las escenas más comentadas fue su reciente visita al Xiringuito Sa Conca, un exclusivo restaurante en la Costa Brava, donde se le vio disfrutando de una opulenta cena en compañía de su pareja y su abogado, Mario Pascual Vives.

Pero no ha sido un caso aislado. En los últimos meses, Urdangarin y Armentia han sido vistos en hoteles de cinco estrellas, playas de Formentera y locales de alta cocina, consolidando su reputación como una pareja de gustos refinados.

Iñaki y Ainhoa restaurante
Iñaki y Ainhoa en un restaurante

Vida a todo lujo

Lo más llamativo es el contraste entre la imagen que Urdangarin intenta proyectar y la realidad de su día a día. Hace apenas unos meses, circulaban rumores sobre que no tenía dinero ni para pagar un café, pero ahora se codea con la élite en los restaurantes más exclusivos del país. Esta doble cara ha generado una creciente indignación entre quienes aún recuerdan el escándalo del caso Nóos, por el cual fue condenado y pasó años en prisión.

Mientras tanto, algunos periodistas han puesto el foco en el origen de estos fondos. Maica Vasco, una de las voces más críticas, ha señalado que los ingresos de Urdangarin no cuadran con sus gastos, teniendo en cuenta que, en teoría, vive de un subsidio de excarcelación de apenas 436 euros al mes.  "Ese dinero es probablemente lo que gasta en una sola noche cenando en los restaurantes de lujo que frecuenta, donde una botella de champagne puede costar hasta 2.000 euros", comentó la comunicadora.