Iñaki Urdangarin rompe todo tipo de relaciones con la familia real. El pasado 16 de junio se le pudo ver en la graduación de Irene Urdangarin, aunque no tuvo ni una sola palabra con el resto de familiares. La prensa esperaba fotografiar un gesto cercano con Juan Carlos o la infanta Cristina pero no se produjo. El exduque de Palma se sentó en la segunda grada, mientras que toda la familia, incluida la madre de éste, que tiene una excelente relación con su nuera, se quedaron en la primera. El exjugador de balonmano estuvo todo el rato al lado de alguno de sus hijos.
El padre de Juan, Miguel, Pablo e Irene echa la culpa de todos sus males a Juan Carlos I. Desde el principio él era conocedor de la trama del caso Nóos, que vinculaba a Iñaki y a Diego Torres, incluso podría haber sido partícipe, pero cuando les descubrieron y salpicó a la corona, el marido de Sofía intentó salvar a su hija y sacrificó a Iñaki para demostrar que la justicia es igual para todos. Los españoles se le habían echado encima y no le quedaba más remedio. El exduque ha vivido los peores años de su vida, y ahora que ya no forma parte de Casa Real solo busca venganza.
Iñaki Urdangarin rompe relaciones con su familia política
Se desconoce si ya se ha hecho oficial el divorcio, ya que Casa Real piensa llevar este episodio en la más estricta intimidad y privacidad. Iñaki Urdangarin pide 25.000 euros mensuales, dos millones de euros en concepto de indemnización, varias propiedades en la costa francesa a su nombre, mantener sus escoltas y financiarle todos los viajes que estén relacionados con sus hijos.
Desde que salpicó el caso Nóos, toda la familia Urdangarin ha roto relaciones con Juan Carlos I, aunque no con la infanta Cristina, con quien la relación es excelente, solo por ello se apenan de la ruptura. La aprecian más que a Ainhoa Armentia.
Desde el primer momento al padre de Iñaki Urdangarin no le cayó bien Juan Carlos. No le gustaban sus formas. Falleció antes de ver a su hijo en los juzgados y en la cárcel, por suerte, porque si hubiese estado vivido no se hubiera callado, así lo reconoció su mujer, quien con unas palabras reveló uno de los apodos de su hijo, Txiqui, así le llamaban en la familia. “No se habrían atrevido a lo que han hecho con Txiqui (ese es su apodo familiar) si mi marido estuviera vivo”.
La desconfianza del padre de Urdangarin venía de lejos y nunca se entendió con su consuegro. Tenía claro que no había que fiarse de los coronados.