Iñaki Urdangarin ha vuelto de Ginebra de la misma manera que llegó: de la mano de su madre, Claire Liebaert. El vasco no se ha separado ni un momento de la mujer de 87 años, quien no se ha querido perder la graduación de su nieta Irene, su 18.º cumpleaños y el reencuentro con su familia política. La relación con la futura exnuera Cristina es excelente, la prefiere mil veces antes que la novia del exduque de Palma, Ainhoa Armentia. Sin embargo la decisión no es suya y se lo tiene que tragar con resignación cristiana, más teniendo en cuenta que comparte ciudad con los tortolitos y Vitoria-Gasteiz es una ciudad pequeña. Ahora bien, de tanto en tanto, Liebaert las suelta.

Por ejemplo, el pasado mes de diciembre. Prácticamente un año después de la aparición de las famosas fotos del País Vasco francés que hacían saltar el matrimonio en mil pedazos, la señora afirmaba sin despeinarse a los reporteros que "no la conozco". Vaya, que no la había querido conocer, que pasaba de ella. Que no la quería en la familia. Consciente del rechazo, Iñaki evitó el posible contacto, algo avergonzado. Una posición imposible de defender in eternum, y hace unas pocas horas hemos asistido a un movimiento en este sentido. Todo ha pasado en el aeropuerto de Madrid, justo después de aterrizar del encuentro familiar. Hay detalles jugosos.

Iñaki Urdangarin y Claire Liebaert llegan al aeropuerto de Madrid / Europa Press

Claire Liebaert e Iñaki Urdangarin no se separan en ningún momento durante la escapada a Suiza

Los reporteros, cámaras de televisión y fotógrafos esperaban la pareja en la terminal formando un pelotón que daba miedo. Iñaki, con sus casi 2 metros de humanidad, intentaba abrirse paso entre ellos mientras vigilaba cada paso de su madre. Molesto, llamó la atención a los periodistas con un airado "¡Por favor! Por favor con mi madre, por favor". Un aviso que no tuvo demasiado impacto, la persecución prosiguió con especial énfasis sobre la madre. Todas las preguntas iban dirigidas a ella, obteniendo como respuesta una combinación de "buenas tardes" y "gracias". Pero tocaron la tecla adecuada y Liebaert, con su hijo como sombra inseparable, acabó sucumbiendo y respondiendo a la pregunta del millón: qué tal Ainhoa Armentia, qué piensa de ella y si cree que es una mujer extraordinaria: "Muy bien todo". Por lo tanto, ya la conoce. Y parece que la tolera. Hemos avanzado.

Iñaki Urdangarin enfadado mientras protege a su madre Claire / Europa Press

¿Habrá boda con Ainhoa Armentia? La madre de Iñaki, contundente

Ahora bien, una cosa es admitir la realidad y ser cordial, y otra ir mucho más lejos. Tanto como una posible boda de Iñaki y Ainhoa. Parece prematuro, especialmente porque todavía no ha firmado los papeles del divorcio, sin entrar en otras particularidades. Claire, al oír la palabra boda, colapsó. Su gesto fue demoledor, justo cuando parecía haberse relajado con la prensa. Levantaba una mano, una señal de "stop" inequívoca, ponía cara de amargura y remataba con un "no, por favor" bastante eloquente. Ni en broma, vaya.

Claire Liebaert le dice no a una boda de Iñaki con Ainhoa Armentia / Europa Press
Iñaki y Ainhoa en la playa / Telecinco

Ainhoa tiene que ganar muchos más puntos antes de entrar plenamente en el clan Urdanga. En todo caso, va por el buen camino.