Hace unos días les explicábamos que Iñaki Urdangarin está pasando por un bajón en la prisión de Brieva, donde ya lleva encerrado unos meses. Explicaba Pilar Eyre que "Juega al frontón contra sí mismo, lee, escribe un diario, ve televisión, reza, recorre los cuarenta metros que tiene su patio, ¡siempre solo!". Tiene vigilancia las 24h pero sufre la soledad y le está costando una depresión.
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No sólo eso, sino que la propia Corona piensa que por muy mal que se encuentre, tiene que hacer un esfuerzo por la monarquía: "Su entorno le suplica que aguante, para la Corona sería un golpe fatal una fotografía del cuñado del rey en la cárcel. ¡Estar solo es el último servicio que puede hacer, aunque le cueste la salud mental!". El exduque de Palma está hundido, por eso, a sus 50 años y después de haber pasado ya 100 días y 2.400 horas entre rejas, ha tomado una decisión: ha pedido una revisión médica de urgencia para asegurarse de que todo se encuentra en orden.
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Urdangarin está preocupado por las consecuencias que puede tener el cautiverio en su cuerpo y en su mente. Y según explica El español, las preocupaciones del cuñado del rey no son para tanto. Porque la revisión ha dado un diagnóstico positivo y muy alejado de los temores del marido de la infanta, con un estado físico y mental "en plena forma". O sea, que aquello que nos vendió su abogado durante el verano de que "el estado anímico de Iñaki es muy malo y está hecho polvo" no se ha traducido en ninguna enfermedad física o psíquica.
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Un Urdangarin que, precisamente este sábado, ha tenido una distracción extra, cuando los sindicatos de funcionarios de prisiones han preparado una movilización para protestar por sus condiciones laborales en los accesos a Brieva. Unas manifestaciones que han provocado que se hayan suspendido los vis a vis momentáneamente.