Iñaki Urdangarin, el exduque de Palma, ha experimentado un cambio sorprendente en su vida. El ex jugador de balonmano se ha convertido en un católico devoto, asistiendo a misa todos los domingos. Y tiene una compañera especial que le acompaña: Ainhoa Armentia. Parece que el tiempo tras las rejas ha llevado a Urdangarin a buscar consuelo en la religión y ha abrazado su fe de una manera más profunda.
La relación entre Iñaki Urdangarin y el resto de los miembros de la Casa Real ha estado en ruinas desde que el caso Nóos lo salpicó. Y se ha deteriorado aún más desde que anunció su divorcio con la infanta Cristina. Aunque el divorcio aún no se ha firmado, Urdangarin ya no se siente atado a la corona.
Iñaki Urdangarin quiere su compensación
Sin embargo, sorprendentemente, sigue buscando mantener todos sus privilegios. Está solicitando una pensión de 25.000 euros, una indemnización de dos millones de euros, varias propiedades en la costa francesa a su nombre, mantener sus escoltas y financiar todos los viajes relacionados con sus hijos. Y aunque la infanta Cristina no quería ceder a este chantaje, el rey emérito le ha dejado en claro que no debe complicar más las cosas y que acepte todas las condiciones, que él paga la cuenta.
No es ningún secreto que Urdangarin ha pasado por los peores años de su vida, y culpa a Juan Carlos de todos sus problemas. Aunque todos eran conscientes de los entresijos del caso, nadie lo salvó. El emérito tenía claro que había que sacrificar a un peón para salvar la corona, lo que demostraba que la justicia era igual para todos.
Urdangarin encuentra refugio en Dios
Durante su estancia en prisión, Urdangarin encontró refugio en el deporte y la religión. La cárcel le acercó a Dios y se ha convertido en un católico devoto, asistiendo a misa siempre que puede. Incluso ha sido visto acompañado en ocasiones por Ainhoa Armentia, quien parece brindarle apoyo y compañía en esta nueva etapa de su vida.
En medio de todos estos altibajos, hay una figura que le tendió una mano amiga: el rey Felipe VI. Fue el actual monarca quien sugirió que Urdangarin fuera enviado a la cárcel de Brieva, donde solo había mujeres y se le garantizaba su seguridad al permanecer en un módulo aparte. ¿Quizás porque se sentía culpable de que estuviera pagando las ilegalidades de su padre?
Sea como sea, han sido años sumamente complicados para Iñaki Urdangarin, pero el apoyo de su familia ha sido fundamental para seguir adelante. El poder hablar sobre toda esta situación con sus hijos, especialmente con los mayores, Juan y Pablo, ha sido un bálsamo en medio de la adversidad. Ahora, con su conversión al catolicismo y su asistencia regular a misa, Urdangarin busca encontrar paz y redención en su vida.