De acuerdo, no es la primera vez que se anuncia el inminente desenlace de una de las tramas más jugosas del circo royal español: la relación entre Cristina e Iñaki Urdangarin. Dos años después de que las fotografías del vasco con Ainhoa Armentia destruyeran completamente el matrimonio de la hermana de Felipe VI, todavía no se ha firmado el divorcio. Solo se separaron oficialmente, vía comunicado de prensa, pero las cosas importantes quedaban para otro día. Había mucho que discutir, luchar y arañar. Y aquel "otro día" se ha eternizado, con un toma y daca incesante entre las partes. Urdangarin, a pesar de haber sido el infiel de manera pública, ha ajustado cuentas y se ha cobrado los servicios prestados. Los ha tumbado. Solo queda la firma.
La negociación deja, según diferentes fuentes periodísticas, un paquete económico importantísimo para el exduque de Palma, que empezará su nueva vida de rico con Ainhoa Armentia. De momento, ya le ha caído 1 millón de euros para mantener la boca cerrada: el libro que le habían recomendado hacer sobre sus años a la Familia Real ha quedado enterrado con billetes. Cuando llegue la firma esta cantidad se doblará, como si fuera una liquidación, el finiquito. Después, cada mes, a hacer clin-clin: aquí sí que hay baile, entre 5000 y 25000 lerelés más. Con escolta incluida y sin pasar pensión. El máximo al que podía aspirar, todo menos La Pleta en Baqueira. Aunque intentarlo, lo ha intentado.
El caso es que el digital 'Monarquía Confidencial' afirma que el convenio regulador y el acuerdo de divorcio quedarán sellados a final de este mes, citando "fuentes de gran solvencia" próximas a la infanta. El cara a cara definitivo, con millones en juego. Les paga, evidentemente, el mismo que los puso en problemas; aquel que no quiere que hable en ningún libro. El de la fiesta en Abu Dabi: "Es su mejor apoyo", recalca el digital. Y tanto. Allí estuvo Cristina con Elena, dos de sus hijos e incluso la flamante joven Johanna Zott, decidiendo con Juan Carlos acabar de una vez con el culebrón, las malas caras y el mal rollo. Eso siempre que Ainhoa no se acerque demasiado a sus hijos, cosa que parece cada vez más habitual.
"Cristina ha reorganizado su agenda para despachar cuentas. Tiene las ideas muy claras, y su deseo es cerrar esta etapa cuanto antes". El acuerdo, redactado desde hace tiempo y que ha provocado gran tensión por las expectativas maximalistas de Iñaki, se ha digerido y solo tiene que ser ratificado. La resistencia de la infanta no tiene ningún sentido, es alargar la agonía. Además, tiene una ventana idónea: casi todas las miradas maliciosas y comentarios se van al enemigo, a Letizia, hasta el cuello del pitote Jaime del Burgo. Al final, estirar el chicle ha tenido recompensa y todo. Jugada maestra, o karma, o vete a saber qué. Pero que lo haga ya, por favor. Y pasemos al siguiente capítulo.
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