Iñaki Urdangarin y Cristina de Borbón no han llegado a un acuerdo de divorcio tras más de un año de reuniones con sus abogados. La infanta ha pedido un mes de descanso para liberar las tensiones entre ellos, más que evidentes en la graduación de su hija Irene el mes pasado. El exduque de Palma pide más dinero y la hermana de Felipe VI no está dispuesta a conceder sus deseos. No piensa tolerar otra humillación tras la infidelidad. Juan Carlos se ha reunido en varias ocasiones con ambos y le ha ofrecido su ayuda a su hija. Sin embargo, ésta no está dispuesto a aceptarla.
Los últimos rumores apuntaban a que Iñaki Urdangarin pedía 25.000 euros semanales, dos millones de euros en concepto de indemnización, varias propiedades de la costa francesa a su nombre, mantener sus escoltas y financiar todos los viajes relacionados con sus hijos. La infanta Cristina no piensa dejar que el padre de sus hijos vive a cuerpo de rey a su costa, y mucho menos después de engañarla con otra mujer. No perdona la traición. Tampoco tolera que ya no se acuerde que ella sacrificó la corona y a su familia por defenderle y permanecer a su lado en los peores momentos.
Iñaki ha pedido ayuda a sus amigos
El exjugador de balonmano ya no siente absolutamente nada por la madre de sus hijos. Está locamente enamorado de Ainhoa Armentia. Es por ello que no le importa perjudicar a Cristina si de esta forma hace daño a la corona, ya que está convencido que Juan Carlos es el culpable de todos los males. Él podría haber hecho todo lo posible por salvarle de prisión, sin embargo le utilizaron como un peón para demostrar que la justicia es igual para todos y salvar la imagen de la corona.
Desde que salió de prisión Iñaki Urdangarin no ha vuelto a ser el mismo. Su imagen ha quedado totalmente dañada. No encuentra ningún trabajo que cubra sus necesidades y no tiene más ingresos que una pensión que le paga Cristina de Borbón todos los meses de su bolsillo. Con esos miles de euros no le es suficiente para vivir.
Iñaki Urdangarin quiere llevar una vida a todo lujo como la que tenía con Cristina antes de entrar en prisión. Con ese sueldo no es suficiente. A día de hoy no tiene trabajo, no hay nadie que quiera a una persona que ha estado en prisión por prevaricación continuada y malversación (ambos en concurso), tráfico de influencias, fraude a la Administración y dos delitos fiscales.
Aunque culpe a Juan Carlos de todos sus males, el emérito, a través de Cristina, consiguió que Iñaki se mantuviese en un discreto segundo plano otorgándole la llamada “felicidad financiera”. Y es que al principio de la separación, al poco de salir de prisión, el exjugador de balonmano no tenía ni para pagar los cafés. Se lo pedía siempre a sus amigos. Éstos le prestaron dinero en numerosas ocasiones. Antes de casarse la infanta Cristina e Iñaki Urdangarin firmaron las llamadas capitulaciones.