La relación entre Iñaki Urdangarin y la familia real ha sido, desde sus comienzos, objeto de miradas escépticas y comentarios despectivos. A pesar de su éxito como jugador de balonmano, su entrada en la Casa Real Española fue vista con recelo, en especial por su falta de experiencia en temas de negocios y cultura, lo que le hizo ganarse el apodo de “paleto” entre los Borbón. Aunque se convirtió en el esposo de la infanta Cristina y un miembro destacado de la familia, muchos lo consideraban poco inteligente y manipulable.
Desde un inicio, algunas figuras de la familia real, incluida la reina Letizia, se mostraron escépticas con él. Letizia, conocida por su carácter fuerte y sagacidad, no tardó en notar las “dobles intenciones” de Urdangarin. Ella nunca se fiaba de su presencia y, según se rumorea, se reía de sus limitaciones. Para la reina, él era alguien con el que resultaba fácil jugar, una persona fácilmente manipulable dentro de la dinastía a la que cualquiera podía influenciar para sus propios fines.
Iñaki Urdangarin, considerado el ‘corto’ de la familia
Durante años, Urdangarin trató de ser un pilar para su esposa, la infanta Cristina, y sus hijos, buscando demostrar que era un buen marido y padre. Sin embargo, su ambición de dinero y estatus lo llevó a cometer errores graves en su gestión financiera y de influencias, lo cual culminó en el conocido caso Nóos. El escándalo destapó los negocios ilícitos y el mal manejo de fondos en los que había incurrido, llevando a Iñaki a perder el título de duque de Palma y a ingresar en prisión. Aunque muchos aseguran que Iñaki no era astuto, era consciente del riesgo que tomaba; sin embargo, la promesa de una vida cómoda le pareció lo suficientemente tentadora.
Lo irónico es que, mientras todos lo subestimaban, Urdangarin ha conseguido asegurar su futuro económico. Ahora, vive con la tranquilidad de una pensión vitalicia a cambio de la promesa de mantener guardados los secretos de una familia que durante años lo menospreció y utilizó.
Iñaki Urdangarin, millonario gracias a quienes le consideraban un ‘paleto’
Con el divorcio de la infanta confirmado en enero, según informó Juan Luis Galiacho, Urdangarin consiguió asegurar un acuerdo millonario con la familia real. Le habrían pagado 2 millones de euros y una pensión vitalicia de 50.000 euros mensuales, de los cuales una parte estaría cobrando fuera de España. Según algunas fuentes, este arreglo le permite llevar una vida acomodada a cambio de su silencio sobre ciertos secretos de la familia real, secretos que podrían haber comprometido a más de un miembro de la monarquía.
Este acuerdo millonario, que en solo diez meses ya le ha aportado unos 500.000 euros, ha cambiado la percepción de Urdangarin. Aunque sus allegados lo llamaban "paleto" y se reían de su "corta inteligencia", la realidad es que él ha logrado sacar más de 2,5 millones de euros a la familia a la que alguna vez quiso integrarse y proteger. Y lo que queda.